Venimos oyendo desde hace muchos meses que la economía española ha perdido competitividad (se habla a menudo del 20%) y que la única manera de recuperarla es por la vía de la reducción de salarios (lo llaman devaluación interna). Competitividad es un concepto muy utilizado por nuestros analistas, periodistas y responsables de áreas económicas de toda índole. Es una variable que no tiene definición. Productividad, PIB, etc, sí son conceptos claramente definidos y, por consiguiente, nuestros estadísticos los pueden medir y cuantificar. La Comisión Europa que publica estadísticas para todo no tiene una estadística que se llame Competitividad y que permita comparar un país con otro. Por eso, se utilizan otros indicadores como representantes de la competitividad. Ahora bien, todos tenemos interiorizado lo que el concepto de competitividad significa; y es bastante probable que nos equivoquemos.
Una medida que se citaba hace un par de años como prueba incontrovertible del deterioro de nuestra competitividad era el enorme déficit de comercio exterior. Este déficit fue creciendo desde nuestra entrada en el euro y llegó a casi 100.000 millones (10%) del PIB en 2007 y 2008, siendo con mucho el más alto de todas las economías desarrolladas. Eran los tiempos en que se oían llamadas a la necesidad de frenar el crecimiento desbocado de nuestros salarios, a la necesidad de reducir cotizaciones sociales y otras medidas.
Si aceptamos que el déficit de comercio exterior es un buen indicador de la competitividad de nuestra economía, tendremos que aceptar que la economía española desde comienzos de 2009 ha sobrepasado con creces la posición de competitividad que tenía antes de entrar en el euro.
Dejando aparte el comercio en combustibles, cuya demanda es muy inelástica y cuyas importaciones vienen determinadas en gran medida por nuestro nivel de PIB, nos enfrentamos a los siguientes hechos:
– En 2007 el déficit de España con la Zona Euro fue de 37.000 millones. En 2010 acabaremos con un superávit de 1.000 millones con la Eurozona y no es de descartar que en 2011 el superávit pueda sobrepasar los 5.000 millones.
– Mirando a la zona No-Euro, sin contar combustibles, en 2007 nuestro déficit de comercio fue de 3.300 millones. El año 2010 acabará con un superávit de más de 11.000 millones.
Origen incierto
La productividad por persona empleada en España ha subido enormemente en los dos años y medio de crisis, hasta el punto de que en el tercer trimestre de 2010 el índice de productividad de la economía española tenía un valor más alto que el de Alemania y por supuesto mucho más alto que en Francia o Italia, tomando datos de estadísticas europeas. Sin embargo, ahora que nuestra competitividad y nuestra productividad se han disparado, los salarios reales están cayendo con fuerza y la economía está maltrecha.
Los problemas de análisis que presenta el concepto de competitividad es que es algo que no está definido y que puede ser utilizado por los analistas de forma más o menos parcial. Aparte de estos datos, podríamos presentar otras estadísticas que hacen pensar que la competitividad de la economía española no se ha deteriorado de la forma que percibimos, más bien al contrario. Siempre vamos a escuchar que nuestro alto nivel de paro y los problemas de nuestra economía se deben a nuestra falta de competitividad y que una de las vías para arreglar esto es rebajando salarios. Realmente, ¿es cierto que somos tan poco competitivos como se está transmitiendo? Hay datos que dicen que no.
Estoy familiarizado con el WEFGlobalCompetitivenessReport o informe de Competitividad global, en el que se analizan 12 pilares en los que hay hasta 111 ratios y la muestra es de 139 paises. Me preocupa que alguien diga todavia que este sistema no confiere ninguna validez a la medida de competitividad de un pais y que no sirva para medirse y medir a los demás. Me preocupa que estemos en el Top de los paises que más despilfarramos con el dinero público, que menos valoremos a los políticos y que tengamos una calidad de enseñanza primaria peor que la inmensa mayoria. También estoy preocupado por la falta de formación de los profesionales que se deben adaptar a los puestos de trabajo para lograr mayor eficacia y eficiencia, que nuestro sistema de regulación del trabajo este como este, por culpa de los “mamoneos” entre políticos y sindicatos y que nuestros impuestos no sean efectivos porque no palian los agujeros que tenemos. En cuanto al comercio le puedo decir que al tener un tamaño de mercado interno y externo tan bueno, una cultura y una posición estrategica excelente, nos va bien hasta que otros nos superen, recomiendo leer la fabula de la liebre y la tortuga.
Totalmente de acuerdo, esa es la correcta valoración. Un saludo.
Faltaría también comentar el escaso tejido empresarial existente en España desde mucho tiempo atrás, posiblemente siglos, o más bien el escaso sentido de economía productiva existente en la sociedad española, más cercana a la picaresca y más interesada en “El ganar mucho en poco tiempo” en vez de “El ganar mucho en mucho tiempo” (economía especulativa vs. economía productiva).
No sólo es culpa de políticos y sindicatos….