El VII Foro Guadarrama, organizado por Castilla y León Económica el pasado jueves 3 de junio en Madrid, fue un absoluto éxito al consolidarse como un punto de encuentro empresarial entre ambas comunidades autónomas. Sus presidentes, Isabel Díaz Ayuso y Alfonso Fernández Mañueco, comparten una estrategia política basada en apoyar a las empresas, reducir la presión fiscal, implicar a los empresarios en los proyectos para captar los futuros fondos de la UE y defender la libertad del mercado frente a las opciones intervencionistas.
Esa forma de hacer política y esos valores cuentan con el respaldo de una clase empresarial muy castigada que durante la pandemia ha luchado denodadamente por mantener abiertos sus negocios pese a la dura crisis. Por eso, a la entrada al acto ambos presidentes fueron recibidos con una ovación cerrada por parte de los asistentes, algo que no había ocurrido nunca, porque entienden que en estos 2 políticos tienen unos aliados para mantener la actividad económica y, a partir de este nuevo período, para acelerar la recuperación económica.
Por petición de algunos de los asistentes al VII Foro Guadarrama, reproduzco a continuación algunas partes de mi intervención:
“Gracias al apoyo de nuestros patrocinadores y colaboradores y al interés por este evento de los empresarios de Castilla y León y Madrid, hemos conseguido mantener la celebración del Foro Guadarrama todos los años de forma ininterrumpida. De alguna manera, el Foro Guadarrama es como esos campeonatos de fútbol entre aficionados que se seguían celebrando en la Vieja Europa en plena Segunda Guerra Mundial a pesar de la amenaza de los bombardeos. Esta continuidad del Foro Guadarrama demuestra las ganas que tienen los empresarios castellanos y leoneses y madrileños por seguir peleando para mantener sus negocios incluso en las condiciones más adversas, porque, desde luego, que ha habido una batalla sanitaria contra el coronavirus, pero a la vez también ha habido una lucha por la supervivencia de las empresas.
Donaciones
Durante estos meses, se ha reconocido socialmente el sacrificio del personal sanitario para minimizar los daños entre la población, pero también es justo reconocer públicamente la labor de los empresarios, directivos y trabajadores para mantener la actividad de sus compañías a la vez que se volcaban en acciones sociales al donar equipos de protección al sistema sanitario y realizar donaciones de alimentos a la población más desprotegida.
Durante el último año, muchos hemos viajado a Madrid para mantener reuniones de trabajo porque hay negociaciones que no se pueden cerrar a través de una pantallita. En esos días, cuando llegaba a la estación de trenes de Chamartín y luego recorría las calles, me acordaba de una frase de nuestro paisano el escritor leonés Andrés Trapiello, cuando en su última obra titulada precisamente Madrid, un libro que toda gran capital del mundo quisiera que se le hubieran dedicado, afirma, y cito textualmente: “Madrid es la ciudad, más que ninguna en España, donde las cosas que pasan podían no haber pasado y las que no tenían que pasar, acaban sucediendo”. Ahí lo dejo para vuestra reflexión.
Creedme si os digo que los que hemos estado en Madrid en el último año por viaje de negocios hemos tenido la sensación de vivir en un mundo paralelo, el de nuestras ciudades semidesérticas y el de las calles madrileñas llenas de vigor. Y esa observación ha sido compartida con muchos colegas empresarios de todas partes de España.
Hace poco leí en la prensa una atinada reflexión en la que se asegura que Madrid decidió que su hecho diferencial era no ser diferente y su orgullo de pertenencia era el de pertenecer a todos los que a ella se acercan. Pues bien, esa seña de identidad es compartida por Castilla y León, donde todos los que quieren trabajar, prosperar y desarrollar empresas son bien recibidos y se encuentran con un territorio amigable para la actividad económica.
Cercanía y hospitalidad
Como reflejo de esa actitud de cercanía y hospitalidad que compartimos ambos territorios, pero a la vez de unas sociedades que priorizan la competitividad frente a la mamandurria institucionalizada o los atavismos tribales, recuerdo que hace años hice una entrevista al actual Jefe del Gabinete de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, el vallisoletano Miguel Ángel Rodríguez, que en aquella fecha era presidente de una multinacional de medios y marketing. Cuando le pregunté, Miguel Ángel, qué tal te desenvuelves en Madrid, me contestó: “Aquí la gente no te pregunta de dónde vienes, sino a dónde quieres llegar”.
Castilla y León y Madrid compartimos, como sociedades, unos valores y también compartimos la implantación de grandes compañías, entre otras Iveco, Michelin, Pascual, Grupo Alibérico o Campofrío, cuyos presidentes nos acompañan hoy en este acto, lo que demuestra los fuertes vínculos económicos y empresariales entre ambas comunidades autónomas, que nosotros con este Foro queremos reforzar aún más porque creemos que ambos territorios cada vez son más atractivos para la inversión frente a otras zonas de España entregadas a la inestabilidad, tanto política como social.
Sólo me queda animaros a que en este nuevo período en el que estamos recuperando la normalidad gracias a las campañas de vacunación, volvamos a coger el ritmo de nuestros negocios y estrechemos aún más las relaciones comerciales, empresariales e institucionales entre Castilla y León y Madrid pese a los graves problemas que afectan a nuestra economía.
Parafraseando una vez más a Trapiello, os diré que las empresas de Castilla y León y de Madrid son como esas barcas del Retiro a las que muchos frustrados por envidia quieren ver naufragar y, sin embargo, a la vez les gustaría subirse para explotarlas a su antojo. Afortunadamente, no es el caso de los Gobiernos de Castilla y León y de Madrid, cuya decidida apuesta por la actividad económica ha ayudado a mantener a flote a muchas compañías, pymes y autónomos”.