Empresa familiar: decidimos aquí

Por: Eduardo Estévez
Bosque.
La empresa familiar decide aquí, en la tierra donde vio su nacimiento, donde la familia fundó la empresa.

Bien es cierto que son múltiples los estudios que muestran los aspectos diferenciales de las empresas familiares. Algunas de estas diferencias son repetidas en conferencias y discursos: agilidad en la toma de decisiones, cercanía con los empleados y colaboradores, la apuesta por el largo plazo, compromiso patrimonial de la propiedad, etc. Rara vez, sin embargo, se analiza uno de los grandes aspectos únicos de la empresa familiar, que le dotan de un gran valor y fuerza en los tiempos convulsos -económicos y políticos- que nos toca vivir. ¿Cuál?. Aquel aspecto que hace referencia al centro de decisión empresarial, el lugar donde se toman las decisiones estratégicas de invertir o desinvertir, de crear empleo o no, de apostar por la tierra, y demás.

No obstante, casi siempre se obvia o se minusvalora esta variable tan importante o más que las típicas características que se enumeran sobre este tipo de compañías: la empresa familiar decide aquí, en la tierra donde vio su nacimiento, donde la familia fundó la empresa, en definitiva en el lugar originario de la compañía.

Obviamente, esto no quiere decir que la empresa sea local -ni mucho menos- de hecho tenemos grandes ejemplos en Castilla y León de empresas de carácter familiar que son globales y que tienen una exitosa actividad internacional; el hecho relevante  es que el centro de decisión está ubicado en el lugar originario a partir del cual la empresa comenzó a crecer. ¿Razones de su importancia?,  porque los propietarios y directivos tienen cara, ojos y corazón. O dicho de otro modo, todos conocen a los propietarios, cuestión no baladí porque el acceso a la propiedad es normalmente sencilla, incluso la responsabilidad de la familia propietaria llega a tal punto que su propio apellido conforma el nombre de la empresa.

Básicamente podríamos afirmar que la sede social de una compañía añade un valor diferencial a la hora de tomar decisiones empresariales, no basadas únicamente en el puro análisis económico. Es por ello que en ocasiones se sacrifica la rentabilidad por el compromiso con las personas, además siempre existe alguien con quien hablar de manera directa en caso de que sea necesario. Señalo, por otro lado, que la continuidad de estas empresas depende hoy más que nunca de los centros de  decisión, que son esenciales para el mantenimiento y desarrollo del empleo en  nuestra región.

Política económica

Notoriamente, al hilo de esta reflexión, para defender que los centros decisorios de nuestras empresas no se deslocalicen, es necesaria una política económica que apueste decididamente por los siguientes puntos:

1.- Un apoyo apoyo decidido a los empresarios con medidas que faciliten el crecimiento de nuestras compañías, ya que con mayor dimensión seríamos capaces de ganar competitividad de cara a la internacionalización.

2.- Nuestra burocracia administrativa actual y la generación de riqueza son incompatibles; las empresas familiares deben ser el motor de la recuperación económica de Castilla y León y los recursos que debe emplear en su relación normal con la Administración son gigantescos.

3.- Cada una de las administraciones debe defender el mayor trabajo, en la medida de lo posible, para las empresas de Castilla y León; no tiene sentido que, a igualdad de condiciones, el trabajo que promueve el gobierno regional con nuestros impuestos, no sea realizado por las empresas que generan el empleo y pagan los impuestos en la región. Apostar por la internacionalización sí, pero antes hemos de tener los deberes hechos en casa.

4.- Debido a una política energética mal diseñada nuestras empresas tienen un obstáculo importante para competir, por lo que necesitamos una estrategia industrial clara que se encamine a reducir los costes energéticos de las empresas.

5.- En algo esencial sobre lo que Castilla y León debe ser diferente es en tener una política económica atractiva para generar inversiones de nuestras empresas y atraer también nuevas inversiones de fuera; hemos de poner en valor las ventajas que tenemos y ser innovadores con medidas novedosas que compitan con otras comunidades autónomas, especialmente las vecinas.

6.- Jóvenes emprendedores -y no tan jóvenes- necesitan del apoyo de la sociedad y los gobiernos. Es cierto que existen bastantes ayudas de moda para los nuevos emprendedores, pero éstas deben ser acompañadas con medidas que asistan a los emprendedores que ya existen desde hace años y son líderes en su actividad. Son algunas de estas empresas -familiares- líderes en lo que hacen, por lo que son capaces de acelerar el proceso de creación  de empleo ya que gozan de un histórico contrastado que les puede facilitar no cometer excesivos errores en su actividad.

7.- Debemos explicar a los legisladores que no es positivo para la creación de riqueza y empleo anteponer la política recaudatoria a la política de colaboración conjunta entre gobiernos y empresas; cuanto más ayudemos a las empresas más impuestos pagarán y más empleo generarán. 

Motor productivo

En suma, la empresa familiar ha demostrado, en esta dura crisis, ser el motor de la economía productiva y el empleo en Castilla y León.

Ciertamente, entre otras cosas, porque las decisiones de continuidad se han tomado a ras de esta tierra, teniendo en cuenta a todas las personas que forman parte de la familia empresarial. Razonablemente, con un entorno político y económico adecuado, las empresas familiares continuarán su actividad, creciendo y siendo capaces de competir con los mejores.

Estamos ante un momento importante, definitivo diría yo, para comenzar un período de crecimiento sostenible si entre todos hacemos las cosas bien. Es necesario únicamente un cambio en la manera de relacionarnos los que mandan y los mandados porque estamos todos en el mismo barco. Remando juntos será más sencillo conseguir el objetivo común de conseguir una Castilla y León más próspera. Nunca hay que dejar de creer.

1 comentario

  1. “Nunca hay que dejar de creer” Completamente de acuerdo y quizá yo añadiría “y nos lo tenemos que empezar a creer”. Según la información suministrada por la Dirección Territorial Icex en Castilla y León las exportaciones de Castilla y León crecieron en mayo un 12,3% respecto al año anterior y ascendieron a 1.448,1 millones de euros. Estamos avanzando, pero nos lo tenemos que creer para de verdad empujar todos juntos en la misma dirección.

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