Hace pocos días falleció Javier Fernández, propietario de Almacenes Javier.
Javier era un hombre vital, luchador, amante de su trabajo, de su empresa familiar. Codo con codo con su hijo Neil fue capaz de convertir su empresa en un referente en el sector nacional del regalo. Iba y venía a Asia tantas veces como podía; gran parte de su trabajo estaba allí, especialmente en China. Quizás sea el castellano y leonés con más viajes a esta zona del mundo. Y así le sobrevino el fatal desenlace. Trabajando, regresando de otro más de sus lejanos viajes: con las botas puestas.
Ejemplo
Javier Fernández supone un ejemplo enorme de lo que es el empresario familiar. A pesar de que se había ganado con creces el descanso del guerrero después de casi 50 años en primera línea, ha continuado trabajando para la empresa hasta el último de sus días. Siempre afrontó los problemas de manera leal y directa, siempre con la sonrisa por delante, siempre defendiendo la continuidad de la actividad.
Los valores del esfuerzo, el trabajo bien hecho, el respeto a sus colaboradores, la búsqueda del detalle, la apuesta por un proyecto a largo plazo, la innovación continua, entre otros, son valores a imitar por tantas empresas familiares que, como Almacenes Javier, continúan perseverando el duro día a día para cumplir con la tares de generar riqueza y empleo. La verdadera economía real, el verdadero compromiso. Tanto que, como otras tantas compañías familiares, la suya llevaba su propio nombre.
La figura de Javier se engrandece aún más si le reconocemos su implicación en la sociedad civil vallisoletana y regional. Avadeco, Cámara de Comercio, Empresa Familiar fueron alguno de los foros que tuvieron la fortuna de contar con el tiempo y la generosidad de Javier Fernández.
Continuidad
Este ejemplo facilita la continuidad de la actividad empresarial en manos ahora de su hijo Neil, gran profesional y mejor persona, que al lado de su padre ha aprendido a defender la empresa con tesón y acierto. El legado está en buenas manos.
Londres fue su penúltima parada en una vida dedicada a la empresa con pasión. La última parada siempre estará en Valladolid, junto su familia, amigos y la empresa. Los que tuvimos la fortuna de conocerle le mantendremos siempre en el recuerdo.