En el mes de enero 2 preguntas se imponen en las conversaciones de los empresarios: ¿cómo has cerrado el ejercicio? y ¿cómo crees que evolucionará la economía en los próximos meses? Cada uno ofrece su particular versión según el sector al que pertenezca o su habilidad para sacar adelante el negocio. Sin embargo, en este 2019 todos coinciden en señalar que será un año complicado por las elecciones autonómicas en el mes de mayo, cuyo resultado incierto augura una coyuntura de incertidumbres.
Lo que temen los empresarios, al margen de su tendencia política, es que de las urnas salga una composición muy fraccionada de las Cortes Regionales de Castillla y León, por lo que el próximo Gobierno tendrá que fraguarse tras la alianza de 2 o más partidos políticos, una práctica normal en una democracia, pero que puede conllevar un notable retraso en la configuración del nuevo Ejecutivo autonómico, con el consiguiente parón de la Administración.
Si las negociaciones se dilatan, podría darse el caso de que la maquinaria de la Junta no estaría engrasada hasta septiembre, teniendo en cuenta que en la segunda quincena de julio y en agosto muchos empleados públicos están de vacaciones. Y esta parálisis es muy nociva para la evolución económica de una comunidad autónoma como Castilla y León, donde la Administración regional funciona como la principal locomotora inversora.
Éste es el escenario más que probable según el sondeo publicado el pasado mes por la revista Castilla y León Económica, donde los empresarios vaticinan que después de las elecciones autonómicas de mayo de 2019 habrá un Gobierno PP–Ciudadanos, según el 61,4% de los encuestados, mientras que un 7,3% apunta un tripartito PSOE-Ciudadanos-Podemos, un 5,4% un Ejecutivo del PP con mayoría absoluta y un 4,4% una alianza PSOE-Ciudadanos. El fenómeno alcista de VOX, impulsado tras los comicios de Andalucía, introduce más variables al complejo panorama político.
Nuevos consejeros de la Junta
Otra singularidad de la próxima legislatura será que gane quien gane, casi todos los consejeros -o todos- se estrenarán en el cargo, con la consiguiente ralentización en el desarrollo de proyectos y planes hasta que empiecen a familiarizarse con la estructura de sus departamentos, que además funcionarán con unos presupuestos heredados. A cambio, esta renovación tendrá a medio plazo un efecto positivo al sustituirse en el cargo a algunos indolentes responsables que desde hace meses se sienten amortizados y con la fecha de caducidad grabada en la frente.
No hay nada peor para la inversión que un horizonte plagado de incógnitas, y eso es lo que pasará en 2019 por la agenda política, lo que puede provocar una circunstancial desaceleración económica. Y es que el mundo empresarial y el político viven en dos universos paralelos. El primero diseña sus estrategias a largo plazo, mientras que el segundo es cortoplacista porque ignora si los electores les despedirán en la próxima cita con las urnas. En una reciente conversación con un alto cargo de la Junta, confesaba a un reducido grupo de empresarios que tenemos “una Administración autonómica gruesa e ineficiente que los políticos no quieren optimizar porque sólo piensan en un plazo de 4 años y los funcionarios no tienen ningún incentivo para cambiar”.
Populismos
Las próximas elecciones también son atípicas por la consolidación del populismo tanto de la izquierda y como de la derecha, con el riesgo de que las fuerzas tradicionales pierdan algunos de sus valores con el difuso objetivo de obtener un puñado de votos. Lo explica muy bien Félix Ovejero en su brillante último libro: “El juego de la competencia política expulsa el realismo y alienta la fantasía. Se castiga a quienes recuerdan verdades amargas y se premia a quienes, sin precisar nada, prometen todo a todo el mundo, a sabiendas de que los votantes, en lo que atañe al pasado, tienen memoria de pez y, en lo que está por venir, sesgos cognitivos que los impermeabilizan frente a las malas noticias…”.
En mayo se celebra, en definitiva, lo que los cursis llaman la fiesta de la democracia, pero que en esta ocasión puede producir una fuerte resaca en la economía.