En la Apertura del Curso Económico celebrado el pasado mes de octubre en la Feria de Valladolid asistimos al discurso de contenido más liberal que se ha pronunciado en estas tierras, a cargo de Miriam González Durántez (Olmedo, 1968). Esta abogada especializada en Derecho Comunitario, socia del despacho internacional Dechert LLP, presidenta honoraria de la Cámara Oficial de Comercio de España en Gran Bretaña desde 2013, presidenta del Comité Auditor de la Unión de Bancos Suizos en Reino Unido y promotora de diversas acciones sociales como Inspiring Girls International, que tiene por objetivo conectar a las niñas con mujeres profesionales para que les enseñen un modelo de vida basado en alcanzar metas gracias al esfuerzo, reclamó que España, y por supuesto Castilla y León, debe de desarrollar una estrategia comercial para atraer a las empresas que se están deslocalizando del Reino Unido ante su salida de la UE. La diáspora de compañías va en aumento para evitar pagar más aranceles en el futuro y porque su mayor mercado se encuentra en el continente europeo.
Miriam destacó que vivimos un momento histórico por el éxodo de empresas que se está registrando desde las Islas al resto de la UE; y esa gran oportunidad no se volverá a producir, al menos con esa magnitud. Por eso, reclamó acciones para ser capaces de captar las sedes o filiales de esas multinacionales.
Una semana después de ese discurso, que fue aplaudido durante varios minutos por una audiencia entregada, se inició la huida de bancos y compañías de Cataluña al resto de España ante la amenaza de la inseguridad jurídica provocada por el proyecto independentista de unos mesiánicos políticos. A mediados del pasado mes de octubre esa fuga ya alcanzaba la elocuente cifra de 150 sociedades mercantiles al día, desde entidades financieras y grandes corporaciones a pymes.
Descartada la Ciudad Condal para atraer nuevas inversiones tanto de España como de los mercados internacionales, Madrid se queda como la única gran plaza para conseguir esos proyectos multimillonarios, lo que provocará, tal como ya está ocurriendo, una subida de los costes y una mayor rotación de los directivos. Por lo tanto, si una compañía busca precios ajustados y facilidades, mejor que mire al norte del mapa de la capital madrileña, donde se encontrará con ese vasto territorio conocido como Castilla y León.
Al igual que Miriam, pienso que nos encontramos en un momento histórico, que no se va a repetir, para atraer el capital que huye del Reino Unido o de Cataluña, porque nuestra comunidad autónoma ofrece numerosas ventajas para la actividad empresarial, como la cercanía al mercado madrileño que es el más dinámico de España, la proximidad a la T4 para los viajes internacionales, la disponibilidad de abundante y económico suelo industrial, unos costes de vida más ajustados, el talento existente entre el alumnado de sus nueve universidades, unos salarios más reducidos, la estabilidad política, la cultura del Diálogo Social y de los pactos entre patronales y sindicatos, la mayor fidelidad de los ejecutivos en sus compañías, las excelentes comunicaciones con Madrid, la calidad de vida de sus ciudades, la ausencia de tensiones nacionalistas, la utilización de un único idioma como el castellano que hablan más de 500 millones de personas en todo el mundo y la existencia de una economía sin sobresaltos al estar alejada de actividades especulativas, entre otros activos.
Lo único que nos hace falta es creernos de verdad el potencial de nuestras ventajas competitivas e ir al Reino Unido y a Cataluña para situar a Castilla y León en el mapa de las zonas atractivas para la inversión, tal como hizo recientemente Pilar del Olmo, consejera de Economía y Hacienda en su visita institucional a Londres. Al menos hay que intentarlo.
