Si se cumplen las previsiones de diferentes organismos internacionales, la economía española crecerá en torno al 2% en 2015, porcentaje que certifica la solidez de nuestra recuperación. Pero lamentablemente, este alza no se trasladará con el mismo ímpetu al mercado laboral ya que continuaremos con una tasa de paro por encima del 20%, así que no nos queda más remedio que mantener la exportación de mano de obra, y por desgracia de talento, y seguir fomentando la figura del emprendedor para reducir la interminable lista de desempleados.
Durante los últimos 7 años, ante las dificultades para acceder a un empleo digno, desde diferentes instancias públicas y privadas se ha intentando fomentar el espíritu empresarial, sobre todo entre los más jóvenes. Nada que objetar a tan loable misión, si no fuera porque muchas veces se ha confundido al personal haciéndole creer que todo el mundo vale para montar un negocio. La situación me recuerda la famosa frase de “alférez provisional, cadáver efectivo”, que aludía a la elevada mortalidad en la Guerra Civil de los ciudadanos que, con alta cualificación pero con nula formación militar, se presentaban como voluntarios para ser oficiales con el fin de suplir las bajas de los mandos. Debido a su juventud, arrojo, ilusión e inexperiencia morían por cientos en los combates. Pues algo parecido les pasa a muchas personas, que animadas por una conferencia de un gurú -que seguro que no ha creado una empresa en su vida- y un power-point con fotos de empresarios mediáticos, tipo Steve Jobs o Richard Branson, se lanzan a la batalla empresarial, siendo aniquilados a la primera refriega.
El pasado año asistí a una jornada en una universidad de Castilla y León centrada en inculcar el espíritu emprendedor a los alumnos, donde se les preguntó qué cualidad debe de tener una persona para ser empresario. Las respuestas fueron muy variadas: inteligencia, tesón, fuerza mental, intuición, capacidad de negociación, tener suerte (¡!), creatividad o espíritu competitivo. Pero nadie dijo la que considero más destacada, por encima del resto: vocación.
Denominador común
Si hay un denominador común entre los numerosos empresarios de éxito que he conocido en los casi 19 años de la revista es su pasión por lo que hacen. Para ellos, ser empresario no es ganar mucho dinero o fama o prestigio, sino es una forma de vida. Y no es algo peculiar, ya que también ocurre en el resto de las profesiones, donde los mejores son los que sienten un auténtico entusiasmo por su oficio, sean deportistas, científicos, cocineros o periodistas, porque sólo con grandes dosis de esfuerzo y trabajo se optimiza todo el potencial del talento humano.
Esa pasión por crear y desarrollar una empresa es lo que te va a permitir afrontar las innumerables dificultades, mantener la ilusión tras los fracasos, que siempre existen porque los triunfos son efímeros y la trayectoria de una empresa nunca es una flecha ascendente llena de éxitos, y aislarte de un entorno hostil a la actividad emprendedora.
Empresario 24 horas al día
Se es empresario las 24 horas del día. Aquí no cuelgas el traje en la percha y te dedicas a otra cosa. No, ser empresario acarrea estar pensando en la gestión del negocio y en los proyectos desde el desayuno hasta la cena, y después tener una libreta de notas y un lápiz en la mesita por si a media noche te despiertas con una idea brillante y tienes que escribirla para evitar el insomnio por temor a que se te olvide. Ser empresario también es aprovechar el fin de semana y una parte de las vacaciones para tener tiempo para pensar con calma y lucidez cuáles serán los próximos proyectos y cómo te imaginas la empresa a medio plazo.
Alguien creerá que esa forma de vida es una desgracia, pero no es así. Cuando tienes vocación por ser empresario, no te imaginas otra manera de sentirte más realizado, porque como dijo una vez Miguel Ángel, “el mayor peligro para la mayoría de nosotros no es que nuestras aspiraciones sean muy altas y las desaprovechemos, sino que sean demasiado humildes y las alcanzamos”.
Muy buen artículo Alberto, como siempre.
A ver si la experiencia de muchos hace que se valore más esta profesión, que como dices no es a jornada completa, sino desde que te levantas hasta que te acuestas y luego toda la noche.
En relación a la tasa de paro, esa lacra para la economía y desgracia para las familias. Nos empeñamos en que las cosas cambien haciendo lo mismo de siempre y eso nos va a costar mucho.
Hola Santiago:
Muchas gracias por tu comentario. Vosotros sois un ejemplo de reinventar el negocio con éxito. Un abrazo.