En espera de los nuevos dioses

Por: Alberto Cagigas
Gustave Flaubert.
Gustave Flaubert.

A Flaubert le debemos esta descorazonadora frase: “los viejos dioses habían muerto y los nuevos no habían llegado todavía. Hubo un momento en el que el hombre estuvo solo”. Recuerdo esta escalofriante sentencia cada vez que un empresario o un directivo me pregunta sobre mi percepción de cómo evolucionará la economía. Existen tantas incertidumbres en el horizonte que me dan ganas de recitarles la máxima del escritor francés.

A muchos les cuesta asumir que la economía no es una ciencia exacta, sino que pertenece al cuerpo de las ciencias sociales centradas en el imprevisible comportamiento de los seres humanos. Por eso, certezas, las justas. Tras más de 7 años de crisis, se empiezan a vislumbrar en España signos de una débil recuperación económica que podría consolidarse en 2015, o no. Si hacemos caso a nuestros gobernantes, el PIB nacional crecerá cerca del 2% e incluso en Castilla y León la previsión del Gobierno regional eleva el porcentaje hasta el 2,1%. ¿Se cumplirán estas expectativas? Ojalá, pero tengo serias dudas.

Este tierno crecimiento se ve amenazado por numerosos factores, como la desaceleración de las principales economías de la UE a las que destinamos la mayor parte de nuestras exportaciones, que hasta ahora han sido la auténtica tabla de salvación de las empresas; o el bajo ritmo en la creación de empleo que impide que se anime la demanda interna. Como reflejo de esos riesgos, los profesionales de la banca se quejan de que el sector financiero está inundado de liquidez, pero apenas llegan proyectos de inversión, por la sencilla razón de que la mayoría de los empresarios desconfía de la solidez del alza de nuestra economía.

Peligros

Pero los mayores peligros no se deben a motivos económicos, sino a circunstancias políticas e institucionales que pueden dinamitar las estructuras de nuestro país tal como las conocemos hasta ahora: los constantes casos de corrupción en los partidos históricos, las ilegalidades destapadas en algunos sindicatos y patronales con prácticas más propias de una organización mafiosa diseñada para saquear los fondos públicos, la desaparición de la escena pública española de primeras figuras de la última etapa de nuestra historia, la celebración de unas elecciones en 2015 que propiciarán medidas demagógicas contrarias a los intereses de una sacrificada población, la prolongación de una política de ajustes que ha puesto el foco en las empresas y contribuyentes sin apenas tocar las prebendas de una mastodóntica administración, los desafíos de unos nacionalismos animados ante la inanidad del Estado y el auge de una alternativa populista pseudobolivariana que ha tardado en llegar a España en comparación con otros países de la UE, pero que lo ha hecho con una fuerza sin precedentes, y que puede marcar los designios del país sin necesidad de ganar los comicios: sólo con convertirse en un partido bisagra puede determinar el color y la línea política del futuro Gobierno mediante pactos.

2 generaciones de españoles hemos vivido las 3 décadas más prósperas de la moderna historia de España, pero ahora tenemos la sensación de que nos enfrentamos a una profunda transformación cuyo resultado final desconocemos. En épocas de zozobra, resurgen las propuestas políticas mesiánicas acogidas con candidez por una población hastiada e indignada. Sorprendido, en los últimos meses he escuchado a veteranos votantes socialistas y a históricos militantes populares que votarán a Podemos para hacer una purga entre la casta. Y no les puedo rebatir, porque como dijo Valle-Inclán: “hay honor en ser mártir devorado por los leones, pero no coceado por los burros”.

Vivimos unos tiempos convulsos en los que los viejos dioses están pereciendo y los nuevos aún no han subido a los altares. Y esta situación produce mucha zozobra, y no sólo económica

6 comentarios

  1. Alberto, la historia nos ha mostrado que los humanos hemos confiado en los “dioses” para la resolución de los problemas, pero los grandes avances sociales han venido siempre de las aportaciones de grandes personajes que nos han permitido evolucionar; por tanto no confiemos en una pócima mágica y divina que nos resuelva los problemas, si no en los esfuerzos que todos aportemos.
    Por supuesto que la Economía no es una ciencia exacta, si no social, aunque por desgracia muchos economistas todavía no se han dado cuenta y siguen insistiendo con sus recetas, que vemos a donde nos han llevado; por lo que seguir con recetas de “más de lo mismo”, no nos llevarán a buen puerto.
    Actualmente lo que si se puede constatar es que la situación a la que hemos llegado, es responsabilidad en gran medida de quien ha gobernado y ha tenido posibilidad de decidir: PP, Psoe, Ciu y PNV, que nos han llevado de forma general: al hundimiento de las Pymes, crecimiento de desempleo, deflación de sueldos que impiden una recuperación del consumo interno (motor importante de nuestra economía), corrupción de sus “aparatos”, etc…
    Por tanto aplicando un dicho de Einstein: “Si haces lo mismo obtendrás lo mismo”, y creo que todos no queremos lo mismo que tenemos actualmente, por lo que la solución pasa por apostar por otras alternativas a las que nos han llevado a donde estamos, y por tanto propuestas diferentes como Podemos y Ciudadanos, deberían ser contempladas, sin que manipulaciones y miedos a lo diferente, nos impidan de forma racional tomar la decisión que creamos mejor para la mayoría.
    Finalmente una puntualización sobre la “mastodóntica administración”, que no veo que sea tal en lo que llamamos funcionario de carrera, ya que estos suponen el 10% de la población activa, cuando en la CEE se sitúa sobre el 15%, creo que el problema habría que centrarlo en todos esos favores políticos que se pagan con cargos en la administración y que poco o nada aportan a los administrados.

    1. Hola Juan Manuel:
      Hemos llegado hasta aquí por los abusos de los partidos mayoritarios durante las últimas décadas, lo que ha provocado, junto a la crisis económica, la aparición de otras opciones políticas que tienen toda la legitimidad dentro de un sistema democrático. Otra cosa es que el programa económico de alguna de esas alternativas pone los pelos de punta a más de uno por estar inspirados en sistemas cuyos resultados nefastos ya conocemos. Respecto a la mastodóntica administración, incluyo también a la Administración B (empresas públicas y otros entes) cuya funcionalidad no siempre está muy clara, al menos, y como muy bien dices, para el beneficio de los administrados y contribuyentes. Un abrazo y gracias por participar en esta post.

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