Ocho apellidos castellanos y leoneses

Por: Alberto Cagigas
Las gentes de Castilla y León son tan diversas como sus paisajes.
Sus gentes son tan diversas como sus paisajes en una geografía fronteriza, que linda con territorios de pueblos con opuestas idiosincrasias.

Querido emprendedor, si eres foráneo y vas a fundar una empresa en esta vasta tierra conocida como Castilla y León, bien por motivos estrictamente de negocios o bien por otros más mundanales como los sentimentales, te esbozaré con gruesas pinceladas el espíritu de este diverso paisanaje, para que luego no te lleves sorpresas.

En primer lugar, ésta es gente modesta, así que no seas fanfarrón ni presumas de haber pescado un bonito de 15 kilos o descender de una noble estirpe sureña que hunde sus raíces en la Edad Media.

Para reflejarte el humilde espíritu que se estila por estos pagos, te contaré una anécdota. Un amigo me comentó que se lo había pasado fenomenal estando de montería en una finca de un empresario con el que tengo una estrecha relación. “No sabía que fulanito tenía un coto de caza, pese a que he hablado con él en numerosas ocasiones de nuestras aficiones”, le dije. Y el cazador me contestó: “no tiene una finca, sino 3 en diferentes puntos de la Península Ibérica”. Así que bravuconadas, las justas.

Economía plana

En esta tierra no te esperes grandes crecimientos en tu negocio, salvo excepciones, porque nos desenvolvemos en una economía plana: no hay espectaculares crecimientos en épocas de bonanza, pero tampoco agudas caídas en tiempos de crisis, nada que ver con la ciclotímica evolución del Arco Mediterráneo. Tal vez sea por la estructura de la economía o puede que también influya el carácter conservador de estas gentes.

Aquí no busques una fuerte identidad regional, pues no existe. Eso es clave para desarrollar tu negocio. Puede que en otras partes de España funcione apelar al terruño, pero éste no es el caso. No hay boina autonómica, aunque a cambio tenemos nueve gorrillas provinciales. Tampoco te sorprenda que no se defienda a uñas y dientes a los empresarios autóctonos, como hacen en otras regiones.

Aquí se trata a todos por igual, para lamento de los aborígenes, aunque creo que eso es una ventaja competitiva pues les obliga a ser más espabilados que quienes se desenvuelven cobijados por una Administración que protege a sus retoños nacionalistas.

Austeridad

Aquí prima la austeridad propia de los campesinos en un territorio donde predomina lo rural, el campo y el enorme peso de su sector agropecuario. Por eso mismo, es un excelente banco de pruebas para testar la validez de un negocio. Si sobrevive en este duro mercado, seguro que triunfa en España. De hecho, ya sabrás que Valladolid se utiliza como ciudad piloto para experimentar el lanzamiento de un producto o servicio. Los expertos del marketing piensan que si el artículo tiene una mínima acogida en la capital del Pisuerga, arrasará en el resto del país. Y tienen razón.

Sus gentes son tan diversas como sus paisajes en una geografía fronteriza, que linda con territorios de pueblos con opuestas idiosincrasias: los orgullosos del norte, los melancólicos lusos envueltos en la niebla de la saudade, los venturosos riojanos, los enérgicos aragoneses, los errantes manchegos, los olvidados extremeños y los pujantes madrileños.

Y en medio de ellos, Castilla y León, que abarca universos bien dispares en comarcas y mentalidades: El Bierzo, Tierra de Campos, la montaña palentina, la mediterránea Arribes del Duero, la deshabitada Soria rural, la majestuosa Sierra de Gredos, las variopintas Merindades o el tecnológico pinar de Boecillo (confieso el autoplagio, este párrafo aparece en mi primer post de la web).
 
Es muy difícil que al principio te abran las puertas, pero luego nunca te las cierran. Te lo dice un foramontano que ya habita estas tierras desde hace 2 décadas entre gentes tan diversas que la mayor parte ni se habrá sentido representada en estas descripciones. Y por último, aquí no te invitan a la Feria de Abril ni a un txoko, sino a humildes bodegas que hunden sus galerías en las entrañas de una dura tierra que se pierde en el horizonte. Y sólo eso ya impone, y mucho.

8 comentarios

  1. Siempre me resulta curiosa esa imagen del carácter castellano tan recia, austera, humilde, con la que se nos retrata “desde fuera”, y esa percepción de que si un producto o servicio tiene buena acogida en Valladolid tendrá hueco en el mercado español. Me alegro, en todo caso, de haber buscado un hueco para leer este post. Sigo aprendiendo contigo.

    1. Hola Esther: No me gustan los estereotipos, pero en todos los pueblos predominan unos caracteres comunes que los distinguen de los demás, aunque existan muchas salvedades y excepciones. Muchas gracias por tu comentario.

  2. Aunque estoy con Ester en lo de los esterotipos, el artículo es excelente y muy entretenido de leer; una cosa digna de aprecio en esta sociedad de exceso consumo de contenidos mediocres que nos ha tocado vivir. Felicidades!

    1. Hola Antonio:

      Muchísimas gracias por tu comentario y por excluirme del ‘paquete’ de contenidos mediocres. Un abrazo.

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