Con apenas 24 horas de diferencia, asistí a sendas jornadas que reflejan perfectamente las dos Españas del ámbito empresarial: la de las grandes compañías, que avalan las previsiones de mejora de los datos macroeconómicos de nuestro país; y la de las pymes y autónomos, que siguen sufriendo con crudeza el rigor de una crisis que ya queremos olvidar.
Nos dicen los del Consejo Empresarial para la Competitividad, integrado por 16 de las principales empresas y bancos de España y el Instituto de la Empresa Familiar, que nuestra economía se encuentra en un punto de inflexión, con una tasa de crecimiento prevista del 0,9% para 2014, que ocupamos el top 10 mundial tanto en inversión internacional como en recepción de capitales (ahí tienen el caso de Bill Gates en FCC) al duplicarse en el último año hasta los 22.000 millones, que hemos conseguido por fin tener un superávit comercial, que las exportaciones siguen creciendo, que los costes laborales han aumentado 15 puntos menos que los de nuestros principales competidores europeos, que familias y empresas han reducido su apalancamiento, que las administraciones públicas han hecho un duro ajuste -aunque queda mucho recorrido en este campo-, que hemos aumentado la flexibilidad de nuestra economía, que tenemos unas infraestructuras que nos sitúan en el puesto número 10 del mundo o que poseemos multinacionales hispanas líderes en sus sectores a nivel internacional.
Mensaje optimista
Éstos y otros datos positivos fueron presentados el pasado mes de noviembre en Valladolid por el Consejo Empresarial para la Competitividad, en una exposición realizada por el salmantino Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, para inaugurar un evento en el que se lanzó un mensaje optimista de que estamos superando la crisis sin necesidad de haber acudido al rescate, tal como se barajaba hace un año.
Nada que discutir a estos guarismos y reflexiones, pues reflejan un cambio de tendencia de nuestra economía tras el esfuerzo realizado por familias, empresas y, en mucho menor medida, administraciones públicas.
Pero como les dije, justo 24 horas antes, la firma Nettit, del Grupo Everis, pionera en crear una red de empresas para compensar deudas, efectuó otra presentación donde muestra la otra España de la economía real, la de las pymes y autónomos.
Al margen de la alta mortalidad del tejido empresarial, con más de 322.000 negocios desaparecidos en los últimos 5 años, sobre todo los de menor tamaño, este colectivo de empresarios tiene que intentar sobrevivir en las siguientes condiciones: el 56% ha sufrido impagos en el último año, un porcentaje que ha aumentado siete puntos; el 84% de los clientes morosos no paga por falta de fondos; casi el 75% de las pymes experimenta retrasos en los cobros, cuyo plazo se sitúa en 5,2 meses, cuando hace un año sólo se tardaba 3,7 meses; y únicamente el 68% de las pymes consigue financiación externa, pero para menores cantidades y con un elevado incremento de costes y mayores exigencias de garantías.
Cargas tributarias
Si complementamos este panorama con mayores cargas tributarias, un mercado doméstico deprimido que contrae el consumo debido a las altas tasas de paro, cierta inseguridad jurídica en algunos sectores regulados y una burocracia aún muy lenta, pues ya se pueden hacer una idea de en qué condiciones intentan sobrevivir las pymes y autónomos.
Aunque las grandes compañías y bancos de nuestro país empiezan a ver la luz al final del túnel, sobre todo por sus exitosos procesos de internacionalización, en un país con síntomas de recuperación como el nuestro no debemos obviar la realidad de los que todavía se encuentran en el pozo asfixiados por la morosidad, la falta de recursos, la apatía del mercado o la mayor presión fiscal. Euforia, la justa, que somos muy ciclotímicos.
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Vaya. Ahora también voy a tener que ir al psiquiatra para entender los artículos de Economía. ¿Me dará algún tratamiento para esta “crisis”? Esperemos que no encontremos más culpables.
Un cordial saludo
Hola Ángel Luis:
Me temo que ningún psiquiatra te dará un tratamiento contra la crisis, al menos la económica. Un abrazo.