En las conversaciones informales sobre la situación económica de España, las preguntas de los amigos y conocidos han registrado una curiosa secuencia. Al principio la cuestión era “¿cómo ha surgido?”, para pasar luego a “¿cuánto durará?” y al final “¿qué futuro les espera a nuestros hijos?”. Esta última pregunta es la más dramática al reflejar que después de 5 años nos vemos incapaces de superar la crisis y que ya no nos creemos los pronósticos ni del gobierno ni de los expertos y, sobre todo, porque muestra el sentimiento de culpa más que evidente de que entre todos hemos fulminado la prosperidad de la siguiente generación.
Perspectivas laborales
Los padres con vástagos en la universidad o en centros de Formación Profesional tienen auténtico pánico ante las perspectivas laborales de sus hijos cuando terminen sus estudios en un país con más de 6 millones de desempleados y con una tasa de paro que alcanza el 57% entre los jóvenes, y eso que el número de españoles que residen en el extranjero aumentó en medio millón desde 2009, hasta sumar 1,9 millones de personas a comienzos de 2013. Ni con la masiva exportación de mano de obra somos capaces de satisfacer la demanda laboral de los que se quedan.
Entorno competitivo
Lo más honrado es decir cuanto antes a esa generación que se vaya preparando para lo peor porque les va a tocar desenvolverse en un entorno más competitivo que el de sus padres. En una reciente charla ante universitarios en La Factoría de Proyectos de la Universidad de Valladolid opté por contarles la verdad con toda crudeza: no habrá creación de puestos de trabajo en los próximos años porque un país no genera empleo neto si no crece por encima del 2%; adiós al empleo público porque las administraciones apenas van a convocar nuevas plazas al estar todavía sobredimensionadas; que se olviden de trabajar en el sector financiero, que antes pagaba buenos sueldos y ofrecía mucha seguridad, ya que está inmerso en procesos de reestructuración de plantillas; y ya no se trabajará toda la vida en la misma empresa, tal como hacían sus progenitores. “Por lo tanto, tendréis un mercado laboral con contratos temporales, incertidumbre, sueldos más bajos que vuestros predecesores respecto al nivel de vida, la movilidad ya ni se discute, las coberturas sociales se reducirán paulatinamente por lo que tendréis que ahorrar para hacer frente a imprevistos y olvidaros de cobrar una pensión digna”, les avisé.
Ante esa coyuntura, les animé a que intenten ser emprendedores, que antes era una alternativa pintoresca y residual en una España que históricamente ha despreciado la figura de los empresarios. Eso sí, les advertí que ni todos valen para sacar adelante sus propios negocios y que muchos fracasarán porque les tocará competir en un mercado deprimido como el español que dispara la mortalidad de las empresas. Y, cómo no, también les animé a probar fortuna fuera de nuestras fronteras en economías con crecimientos por encima del 5% donde hay tanto oportunidades de negocio como posibilidades de desarrollar una ambiciosa carrera profesional.
Nuestra generación se ha cargado el progreso de un país durante al menos una década; encima no podemos ser tan cobardes de ocultárselo a los que vienen detrás. Ya habrá tiempo de reproches.
Vaya telita de panorama que nos presentas, pero sí, es cierto. Yo tengo 28 años, carrera, máster, dos idiomas, y sigo estudiando mientras trabajo. Porque sé que en cualquier momento tendremos que coger el petate y largarnos. Gracias por recordarnos el panorama, aunque espero que vaya mejorando poco a poco. De todas formas, lo que cuentas, en esencia, es esfuerzo y sacrificio, conceptos que nunca debieron desaparecer en este país, y lo han hecho durante demasiado tiempo. Tema aparte son la pérdida de beneficios sociales y el brusco descenso de la calidad de vida de las personas, pero con lo que cobramos y la hipoteca, el ahorro es más complejo que la física cuántica. Pero seguiremos adelante como sea, solo faltaba.
Hola Estíbaliz:
El panorama que os presento es el que hay. Veo que tú ya lo tienes claro, algo que no ocurre con todos los de tu generación, y que como muy bien destacas, con esfuerzo y sacrificio se puede superar cualquier situación.
Un abrazo y gracias por participar en este blog.