Que recuerde, es la primera vez que dan un galardón a alguien a quien le va mal. Eso es lo que ha hecho EFCL al otorgar el XI Premio Familia Empresaria a los Tejedor-Lázaro, propietarios del Grupo Dibaq, que afronta un concurso voluntario de acreedores, con todo el drama que esta medida conlleva para la plantilla, los proveedores y los propios accionistas.
Esta distinción es pionera al resaltar un hecho consustancial al género humano como es el fracaso, que ha estado y sigue estando estigmatizado en nuestra cultura hispana pese a que estamos rodeados de descalabros tanto empresariales como profesionales: ahí tienen los más de cinco millones de parados y el medio millón de empresas desaparecidas desde el inicio de la crisis. Y eso es un error, porque cuando antes aprendamos a convivir con un revés, mejor sabremos superar la actual recesión, recuperar el dinamismo empresarial y redoblar el ánimo en las penosas vivencias personales que se multiplican en la actual coyuntura económica.
Lejos de fustigarnos por no haber tenido éxito o registrar un tropiezo temporal, debemos de volver a levantarnos para intentarlo de nuevo (lo reconozco, esta última frase me ha quedado muy al estilo de Paulo Coelho. No volverá a ocurrir).
Aprender de los errores
Dicen que en EE UU, una sociedad de capital riesgo no invierte en el accionariado de tu empresa si antes no te has dado el batacazo en un par de proyectos empresariales, porque entienden que ya has aprendido de los errores y que por fin estás preparado para afrontar un nuevo negocio. No sé si será así, pero desde luego refleja una mentalidad muy alejada de la nuestra, donde al mínimo tropiezo se te apunta con el dedo y de repente se te hace el vacío.
Con motivo del galardón a los Tejedor-Lázaro, otro empresario que había pasado por serias dificultades me comentó: “no sabes el significado que tiene ese premio, porque a mí nadie me llamó cuando presenté el concurso de acreedores. Ni una sola llamada de ánimo. El silencio fue absoluto”. Esas situaciones las he visto con mis propios ojos con los grandes constructores de Castila y León. Antes eran los hombres de negocio de moda a quien todo el mundo, incluidos los políticos, se les acercaba en los actos sociales para hablar con ellos y darles palmaditas en la espalda. Tras el cierre temporal de sus empresas, cuando acuden a un sarao parece que llevan una barrera invisible pues muy pocos se dignan a saludarles.
En el acto público de la entrega del citado galardón, se celebró una mesa redonda en la que también se habló del fracaso y de la que me gustaría destacar las reflexiones de Antonio Garrigues, veterano presidente del famoso despacho de abogados, quien apuntó: “la palabra fracaso tiene una connotación dramática en los países latinos, algo que no ocurre en los anglosajones”; y de la paralímpica vallisoletana Amaia Alonso, quien resaltó que el esfuerzo “tiene más valor cuando no se obtiene una medalla”.
Reflexiones
Entonces recordé el documental Las riendas del destino grabado por Castilla y León Económica en 2011 para conmemorar nuestro XV aniversario. En ese filme, que está colgado en nuestra web, aparece el testimonio de 15 empresarios sobre su vivencia en el mundo de los negocios. Y como no podía ser de otra forma, se aborda el fracaso, con unas reflexiones que me parecen auténticas perlas: “emprender lleva implícito el riesgo de fracasar”, “el fracaso es lo que forja el espíritu de un ser humano”, “los fracasos sirven para desarrollarte como persona y como gestor”, “el fracaso es una fuente inagotable de aprendizaje, te aportan incluso más que los éxitos” o “hay que ser respetuosos con el fracaso, porque va unido a la creación y a la labor emprendedora”. Debido a esta adversa coyuntura, desde que se filmó el documental alguno de esos empresarios ha tenido que cerrar sus compañías, por lo que sus palabras adquieren una dimensión dramática.
En estos convulsos momentos, es necesario perder el respeto al fracaso, sólo así podremos volver a intentarlo. No conviene olvidar que estamos inmersos en un sistema económico como el capitalismo que, como dijo John Kenneth Galbraith, “lleva en su seno las semillas del deterioro recurrente”. Una sentencia que tendremos que tener en cuenta en este duro 2013 recién estrenado. Ya lo verán.