Comprendo que estén saturados, y más bien indignados, de leer noticias y opiniones sobre los recientes casos de corrupción. Más allá de las consecuencias políticas y judiciales, si es que realmente los corruptos llegan a ser penalizados, estas prácticas ilícitas son un torpedo en la línea de flotación de la recuperación económica de España, que en este índice está al mismo nivel que Bostwana, según los organismos internacionales. Una vez más, África empieza en los Pirineos.
La primera consecuencia de la corruptela, como es fácil de imaginar, es que fomenta la economía sumergida. ¿Qué cara se le quedará al matrimonio que afronta sacrificios para sacar adelante su hogar y a sus hijos cuando le toque hacer la declaración de la renta? ¿Con qué ánimo pagará sus impuestos el empresario que, contra viento y marea, apenas consigue sacar adelante su negocio? Si algunos de nuestros administradores y gobernantes tienen una moral más relajada que El Dioni, a las familias y empresas se les quitan las ganas de cumplir con sus obligaciones con Hacienda, puesto que la tentación de manejar dinero negro es proporcional al índice de chorizos institucionales de un país.
En un Estado donde sus ciudadanos se sienten tentados a emplear la economía sumergida al sentirse engañados por sus políticos, al final los que pagamos religiosamente nuestros impuestos debemos de soportar una mayor carga fiscal. Este efecto es una bomba de relojería en un país con una gran crisis económica como el nuestro, donde la caída de ingresos en las arcas públicas por el descenso de la actividad económica y el alza de los gastos como el subsidio por desempleo ponen en riesgo nuestro actual Estado de Bienestar Social. A esos problemas, sumen una clase media proclive a eludir sus compromisos con el fisco al ver los casos de corrupción de sus dirigentes.
Chanchullos
Estos chanchullos en las administraciones públicas y partidos políticos también desmotivan a los futuros emprendedores, con lo que se limita el dinamismo empresarial. ¿Qué joven empresario se va a dejar el alma y poner en riesgo su capital y el de sus allegados para iniciar un negocio que debe soportar fuertes tasas desde los inicios, cuando observa que una parte de esos tributos se utiliza para la corrupción? Ya podemos inculcar mucho el espíritu emprendedor en la sociedad, que muy pocos asumirán sacrificios si piensan que con su esfuerzo van a mantener una parte de las corruptelas.
Estas prácticas ilegales también ahuyentan la inversión extranjera, con las consecuencias que todos hemos conocido recientemente al dispararse la prima de riesgo. ¿Qué inversor internacional va a destinar su capital a financiar la economía de un Estado que está bajo sospecha? Cuando los mercados financieros internacionales nos prestan dinero a un tipo de interés muy elevado, solemos pensar que es una conspiración judeo-masónica para asfixiar nuestra débil economía, pero muy pocos recuerdan que España ocupa el puesto 30, junto a Bostwana, en el Índice de Percepción de la Corrupción 2012 de Transparency International. En este listado, tenemos por delante de nosotros a todos los Estados avanzados de la UE, entre los que deberíamos estar en esta clasificación, y nos superan otros países como Chile, Uruguay, Qatar, Emiratos Árabes y hasta Chipre. Viendo esta tabla, un empresario extranjero se lo pensará dos veces antes de montar un negocio en nuestro país, aunque le ofrezcamos memorables tardes de toros, sabrosas paellas y jornadas de trabajo en un cálido clima. La propia Transparency International ya ha advertido a la UE que sus países más débiles, entre los que se encuentran España, deben “abordar los riesgos de corrupción en el sector público para poder superar la crisis financiera”.
Paraísos fiscales
La corrupción, además, reduce el volumen de capital destinado a la economía productiva, es decir, las empresas, que en la actualidad tienen dificultades para acceder a la financiación externa. La corrupción siempre ofrece una rentabilidad más elevada que un negocio tradicional, por lo que es susceptible de captar dinero sin escrúpulos, que de otra forma buscaría sus plusvalías al invertir en empresas o en el mercado de valores. Y lo que es peor, ese dinero, más pronto que tarde, terminará refugiado en los paraísos fiscales, drenando el caudal financiero de nuestro país.
Otro efecto pernicioso de este comportamiento mafioso es que fomenta el nepotismo y los ‘enchufes’, tanto en las administraciones como en las empresas relacionadas con el poder público. Destierra la meritocracia, que es uno de los pilares de las economías modernas, e implanta un sistema clientelar, donde sólo sacan tajada los más corruptos, mientras que se expulsa a los profesionales eficientes. La corrupción engorda la Administración B (ya saben, las empresas públicas, fundaciones y organismos que dependen de los presupuestos públicos), con el fin de colocar a los amiguetes y paniaguados. De esta forma, se dispara el déficit público y se restan recursos a otros servicios más sociales, como la sanidad, la educación o la innovación.
Cultura de la corrupción
Por último, la corrupción no es un problema que afecte sólo a una parte de la clase política, sino que empieza a calar en nuestra cultura de país. Si acuden a la hemeroteca, verán que en los últimos años ha salpicado a la Monarquía (caso Urdangarín), a la CEOE (su anterior presidente no pasará precisamente a la historia como un empresario modélico), a los sindicatos (ahí están las denuncias por irregularidades en los cursos de formación), a la justicia (aquí la lista es demasiado extensa) y al sistema financiero (ahora vemos a los responsables de las cajas desfilar por los tribunales). Según los expertos, un incremento de 1 punto en una escala de 0 a 10 en el índice de corrupción reduce la productividad cerca de un 4% en el PIB y disminuye el flujo de capitales en un 0,5% del PIB. Por lo tanto, esta permisividad con la corrupción nos sale a todos carísima, menos a los corruptos, que se forran.
Muy acertado tu artículo, Alberto. En economía se proyecta el PIB de un pais con una función matemática dependiente de 3 variables: (1) la cantidad y calidad del capital humano del pais, (2) las infraestructuras presentes en el país (redes de telecomunicaciones, puertos, aeropuertos, carreteras, trenes, parques, puentes, pertenencia a alianzas como la UE, OTAN, OCDE…) y (3) El Factor de Productividad (Todo lo demás). En todo lo demás entra el clima, la geografía, la seguridad ciudadana, el sistema judicial, respeto a la propiedad privada, paz social, unidad de mercado, ausencia de corrupción, confianza en el sistema, mercados eficientes, etc.
Tenemos excelente capital humano (aunque tenemos que seguir mejorando), tenemos excelentes infraestructuras, pero nos falla ese factor de Productividad que todo lo multiplica. Lo has definido muy bien. Ahora te falta darnos una buena idea de como acabar con todos estos problemas. Evidentemente tiene que venir de la mano de nuestros políticos, pero debemos exigir que se extirpe la corrupción de nuestro sistema económico puesto que de lo contrario no aceptaré seguir pagando impuestos en este país y nos llevaremos nuestras empresas a otra parte.
Amo a España y me ofende de sobremanera lo que estoy viendo. Yo apoyaré cualquier iniciativa para salvarlo.
Hola César:
Tu comentario es todo un post por sí mismo. Enhorabuena por tu exposición.
Como periodista, analizo lo que veo, pero para hacer propuestas ya están los expertos. El sentido común nos dice que para evitar un delito, la pena debe de ser tan severa que al presunto delincuente se le quiten las ganas de delinquir.
Sobre medidas para dinamizar la economía española, te recomiendo la lectura de este blog http://www.fedeablogs.net/economia/ en el que escriben alguno de los más prestigiosos economistas de España. Además, muchos trabajan en afamadas universidades extranjeras, con lo que su análisis de España tiene más valor al comparar nuestras pautas con las de los países más desarrollados.
Un abrazo y gracias por participar en este blog.
Buen artículo Alberto.
Solo una aclaración. Como la corrupción está extendida en la política, en la Monarquía, en la CEOE, en los sindicatos, en la justicia, en los banqueros, en la Iglesia,…queda claro entonces que la corrupción está AVALADA por la SOCIEDAD ESPAÑOLA, por un lado, a la hora de elegir a los políticos que deseamos que nos gobiernen, y por otro lado, por la dejadez de funciones de dicha SOCIEDAD ESPAÑOLA al no ser capaz de evitar este comportamiento tercermundista.
Un saludo.
Hola:
Por eso hablo de una cultura de la corrupción en la sociedad española. Hace meses, asistí a una conferencia de Mauricio Rojas, ex parlamentario de Suecia, donde mostraba su sorpresa por los comportamientos corruptos en toda la sociedad española, desde el que pide facturas sin IVA hasta el que presiona a un profesor para que suba la nota a un hijo o el que llama a un político para que ‘enchufe’ a un conocido en un cargo.
Gracias por participar en este blog.
Un análisis perfecto como siempre de la situación, y una visión clara de las consecuencias que tiene la corrupción en toda nuestra sociedad. Los políticos siguen enfrascados en sus luchas sin querer ver que lo que se está poniendo de manifiesto tiene graves consecuencias que tarde o temprano nos afectan a todos.
La regeneración de los valores del esfuerzo y la responsabilidad es más urgente que nunca, los ciudadanos tenemos que ver que el que roba va la cárcel, y que el dinero robado se devuelve, que no se echa una tupida capa de arena sobre todo y, como siempre, “aquí no pasa nada”, …¡porque pasa!
Hola Amelia:
Como muy bien dices, a mí también me gustaría “ver que el que roba va la cárcel, y que el dinero robado se devuelve”. El castigo tiene que ser tan severo que evite la tentación de ser corrupto, de lo contrario seguirá siendo una bicoca.
Un abrazo y gracias por participar en este blog.
Como se llama corrupción, lo que se ha estado haciendo toda la vida, cada uno se rodea del equipo que le sustenta en el poder, de toda índole, no es una especie nueva que acabamos de descubrir, lo curioso, es que estas “ESTUPIDECES” solo sales a la calle (como “guerra fría” practicada por los socialistas) para envenenar al poco preparado, votante, con el ánimo de justificar lo injustificable. Esta “casta” de personajes que nos les importa vender, (con el dinero de todos sus votantes) parte de España, con el fin de poder lanzar un torpedo a la línea de flotación del partido que tiene la responsabilidad de sacar a España del barranco donde ellos la metieron.
Que frágiles somos de memoria, que parcos, y que poco justos a la hora de acusar, cuando “por justicia” habría que expedientas y aplicar la Ley a todos y cada uno de las personas que desde que (al menos) estamos en “democracia”, tienen o han tenido poder de cualquier clase, y también un escaño político, todos. digo todos.
La diferencia entre los actuales (los de derechas) y los que les han precedido (los otros), que los primeros haciendo lo mismo que los segundos en cuanto a lo de corrupción se refiere, los primeros nos han salvado a todos, y los segundos nos han vendido, hundido, e hipotecado con el resto del mundo.
A un servidor, no se le ha olvidado lo de los trenes de Madrid. Al Sr. Bono, al Sr. Chavez, Sr. Pujoll, etc…etc….
Perdón si me he extralimitado y he sacado los pies del tiesto, pero es ¡indignate…! ver y escuchar a diario al Sr. Rubalcana, y a la Srª. Sorhaya, y hasta mi paisano el Secretario de Organización.
Hola Julián:
Qué buena memoria tienes al recordarnos otros casos de corrupción del pasado.
Un abrazo y gracias por participar en este blog.