En la tierra de Merkel

Por: Alberto Cagigas
Uno de los múltiples grafitis que adornan el Berlín alternativo.
Uno de los múltiples grafitis que adornan el Berlín alternativo.

Un país que es capaz de reconstruirse dos veces en un siglo y que además absorbe y moderniza un vasto territorio que se había quedado anquilosado tras varias décadas de régimen comunista es para admirar. Como en todos los pueblos, hay luces y sombras, pero reconozco que en una reciente visita a Berlín me asombró la capacidad que tienen para sacar adelante las situaciones más complicadas.

Tras rehacer su economía después de los desastres de la I y II Guerra Mundial y con la digestión prácticamente hecha de Alemania del Este, los germanos se entregan a un nuevo desafío: poner orden en una UE al borde del abismo económico. Dicen que van de la mano de Francia, aunque cualquiera que haya leído algo de historia sabe que ambas naciones se miran con muchísimo recelo pues las aspiraciones de una van contra los intereses de la otra. Algunas encuestas reflejan cierto hartazgo de los teutones sobre la UE, a la que consideran un saco roto por las ingentes partidas de dinero que deben destinar a los países más pobres, aunque saben que lo que están haciendo no es entregar un cheque sin fondo, sino una inversión a largo plazo para conquistar esos mercados con unos productos casi imbatibles.

¿Qué imagen transmite hoy Berlín? Desde luego que no tiene el encanto de las principales capitales europeas ya que más del 75% de la urbe fue arrasada en la II Guerra Mundial por lo que apenas quedan edificios históricos, pero transmite un dinamismo difícil de encontrar en otras grandes ciudades. Y ese dinamismo está presente en todos los ámbitos, desde el cultural (nunca había visto tantas galerías de arte) y tecnológico, hasta en la permisividad social como en sus empresas y en los nuevos espacios urbanos, donde la arquitectura vanguardista introduce la modernidad en la antigua Berlín del Este. La frontera entre lo que fue la RDA y la RFA es cada vez más difusa en la capital alemana, y eso que sólo han pasado poco más de dos décadas.

Ese dinamismo se aprecia también en las múltiples obras, tanto públicas como privadas, que se acometen en la urbe, en un paisaje de grúas y andamios que nos recuerda a la próspera España de hace apenas un lustro. Aunque con una sustancial diferencia, esos proyectos los pagan ellos de sus propios bolsillos, mientras que nosotros recibimos, en su día, ingentes cantidades de Bruselas y acudimos a un endeudamiento alocado.

Los expertos vaticinan que la economía alemana cerrará 2011 con un fuerte frenazo al crecer sólo (¡) un 2,9%, cuando las previsiones iniciales eran del 3,6%, debido a la crisis de la Eurozona, mientras que su tasa de paro rondará el 7%. Por eso, los germanos por fin se han dado cuenta de que deben implicarse más en la recuperación económica de la UE, porque si siguen proponiendo medidas tibias como hasta ahora, la locomotora comunitaria también corre el riesgo de pararse.

Choque de mentalidades

Pero que no se preocupen, que para eso estamos los españoles. Un sorprendido alemán me preguntó cómo es posible que con una tasa de paro superior al 21% -la nuestra-, los españoles inundamos Berlín durante los recientes puentes de la Constitución y de la Inmaculada. Algo no le encajaba en su cartesiana mentalidad. “Es muy sencillo”, le expliqué, “nos hemos enterado de que vuestra economía corre el riesgo de desacelerarse y, los españoles, como pueblo solidario que somos, hemos venido a echaros una mano, sobre todo a vuestro sector turístico y servicios”. Creo que no entendió la ironía latina.

4 comentarios

  1. una vez más, enhorabuena por el artículo y sobre todo por tu ironia. Pero lo triste es que esa ironia es absolutamente cierta. Nosotros estamos en manos de los alemanes porque nos necesitan. No seremos sus unicos clientes pero, ¿en que pais ha habido una explosión similar de productos alemanes en todos los hogares? Si nos vamos de su lado dejarán de ayudarnos pero dejaremos de comprarles sus VW, Mercedes…..
    ISABEL CLAVERO

    1. Hola Isabel:

      Tienes razón, somos un país que consume muchos productos alemanes en todos los sectores: hogar, automoción, informática, etc. Según el Icex, nuestra balanza comercial con Alemania es negativa en 6.635 millones de euros al cierre del tercer trimestre de 2011.

      Un abrazo.

  2. Como sabes, yo también he estado contigo en el viaje a Berlín.Creo que como ciudad, tiene un dinamismo que no lo tienen ninguna de las viejas capitales europeas.Su arquitectura supervanguardística es una delicia para admirar, al igual que los grandes espacios ¿ allí no hay especulación del suelo ?. Con tener un muy mejor nivel de vida que los españoles, LOS PRECIOS SON MUY SIMILARES a los nuestros ( gasolinas incluidas ).

    1. Hola Jesús:

      Alemania no ha tenido burbuja inmobiliaria, como EE UU, Irlanda y España, y su economía apostó y apuesta por una industria innovadora con productos excelentes. Así les va a ellos y así nos va a nosotros.

      Un abrazo y gracias por participar en el blog.

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