Carta a la Generación Perdida

Estimado joven:

Antes de nada, te voy a facilitar dos apuntes para eliminar los algodones que os colocan con el fin de evitar que sigas el ejemplo de las revueltas en los países árabes: cuatro de cada diez españoles menor de 30 años, o sea, más de 1,5 millones de jóvenes, no tiene trabajo. Según los expertos, para que una economía genere empleo neto necesita crecer entre el 2% y el 3%, una cifra inalcanzable para nuestro mercado en los próximos años. Ése es el escenario al que te enfrentas. De la imagen publicitaria agresiva y triunfante de los JASP (Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados), habéis degenerado primero a la Generación Ni-Ni (ni estudia ni trabaja) y luego a la Generación Perdida. Por primera vez en la reciente historia, puede que los vástagos -ésos sois vosotros- vivan peor que sus progenitores, y no se trata de una hipérbole.

Si estás a gusto en casa de tus padres, con una renta vitalicia a través de las pagas paternas, y tu única preocupación es saber quién será el próximo expulsado de Gran Hermano, no sigas leyendo este blog; pero si estás preocupado por la coyuntura en la que te ha tocado vivir, y de la que no eres responsable aunque eso no te sirva de consuelo, más vale que vayas tomando medidas. ¿Cuál?, te preguntarás. Pues, a mi juicio, la más eficaz y con mayores posibilidades de éxito es que empieces a hacer la maleta; y no para irte de vacaciones o para aprender un idioma, sino para ganarte la vida.

Exportadores de mano de obra

Sabrás por tus padres o abuelos que este país exportó mano de obra barata en la posguerra, que emigraron a Estados más prósperos para conseguir una salida laboral que su tierra era incapaz de ofrecerles. Pues bien, a tu generación le ha tocado seguir el mismo camino si quiere ganarse el pan con el sudor de su frente en vez de esperar a que los viejos aflojen la cartera de vez en cuando para sufragar tus caprichos. Vives en un país paradójico, donde hasta hace escasos meses registramos una fuerte inmigración porque tus compatriotas, incluso estando en el paro, no querían ensuciarse las manos con determinados empleos, que fueron ocupados de forma eficiente por ecuatorianos, peruanos o rumanos, entre otros. Ahora, ellos se han ganado con todo mérito la confianza de los empresarios que les mantienen en sus puestos de trabajo, mientras que los acomodados nativos registramos unas tasas de desempleo por encima del 20%. Jugamos a ser nuevos ricos y acabamos en la miseria.

Si las generaciones anteriores lo hicieron, ¿por qué no tú? Tienes varias ventajas respecto a tus antecesores: las nuevas tecnologías como Internet y los medios de transporte cada vez más baratos como los vuelos low cost te mantendrán conectado con la familia y con tu entorno más próximo. Además, perteneces a un país que comparte idioma con más de 400 millones de personas en el mundo, por lo que puedes encaminar tus pasos a América Latina, donde algunos mercados crecen por encima del 5% y donde los profesionales españoles gozan de un gran prestigio. Tampoco olvides que estás inmerso en un mundo globalizado que incluso te permite aspirar a trabajar en zonas de Asia cuyas economías avanzan a un paso vertiginoso inalcanzable para la vieja Europa.

Vieja Europa

¿La vieja Europa? Bueno, a decir verdad, en el geriátrico de la UE no todos cuentan con la misma salud. Ya sabes que España está muy achacosa y fofa por no hacer ejercicio, dejar de fumar hace poco y atiborrarse de dieta mediterránea. Sin embargo, Alemania luce músculo económico porque no se ha saltado ni una tabla de ejercicios, se ha sacrificado y ha tomado a tiempo y sin temblarle el pulso todas las medidas necesarias para recuperar la forma. Además, es una tierra que ofrece oportunidades de prosperar a los emprendedores. Por si no lo sabes, te recuerdo que el actual presidente de Globalia (Viajes Halcón, Air Europa o Viajes Ecuador, entre otras empresas), el salmantino Juan José Hidalgo, inició su imperio turístico trasladando en taxis y autobuses a los emigrantes españoles a tierras germanas. No sé a ti, pero creo que puede resultar muy interesante conocer de primera mano cómo funciona un país que acaba de absorber una Alemania Oriental en ruinas y encima es capaz de crecer un 3,6% en 2010. Además, ya sabes que necesitan entre 500.000 y 800.000 profesionales cualificados. ¿Que en Alemania apenas hace sol, se come peor y no tienen calurosas playas para bañarse? Ya, ¿y qué? Ten en cuenta que te ofrecen una carrera profesional bien remunerada sin parangón en España ya que allí las empresas están creciendo a velocidad de vértigo en negocios de alto valor añadido gracias a su tecnología.

El debate sobre la fuga de talento en España no es para ti, sino para los gobernantes que no supieron ver a tiempo la crisis, que adoptaron tarde medidas incompletas y que desde su torre de marfil están viendo con impotencia cómo este país se descapitaliza de materia gris. Tú coge la maleta, llévate para el largo viaje los libros Diario de un emigrante, de Miguel Delibes, y La República de los Sueños, de Nélida Piñón, además de la película Vente a Alemania Pepe, con el gran Alfredo Landa; y búscate la vida en otros pagos, algo que nuestro pueblo practica desde que en el siglo XV unas débiles carabelas se toparon con un inmenso continente.

En mis viajes al extranjero, casi siempre me encuentro a españoles que se están ganando la vida en esos países, bien como trabajadores o bien como emprendedores. El denominador común de todos ellos es que en las noches de insomnio nunca se preguntan: “¿por qué no lo intenté?”. Claro que aún aman a su nación, pero ésta no les ofreció la oportunidad de trabajar de una forma digna y ahora se sienten ciudadanos del mundo. Puede que terminen con sus huesos bajo tierra a miles de kilómetros de la patria donde nacieron, pero a ellos no les importa, porque en su ánimo es más fuerte el orgullo de pertenecer a la estirpe de los audaces.

Sin otro particular, recibe un fuerte abrazo.