El currículum de sus señorías

Por: Alberto Cagigas

Como soy un lector disciplinado, y picado por la curiosidad, sigo el consejo sugerido en su último libro por el empresario y escritor Xavier Roig y me conecto a la web de las Cortes Regionales de Castilla y León para echar un vistazo al currículum de sus señorías (http://www.ccyl.es/export/sites/ccyl/composición/procuradores). Él ya lo ha hecho y en su última obra refleja que el 72% de los parlamentarios castellanos y leoneses procede del sector público y sólo el 28% del privado. Si profundizamos en la experiencia académica y laboral de nuestros diputados autonómicos, nos sale el siguiente cuadro: tenemos 25 abogados, seis profesores de EGB, otra media docena de médicos y otros tantos economistas, cuatro diplomados de Enfermería, otros cuatro de Ciencias Políticas, tres de Filosofía y dos diplomados en Trabajo Social, además de una variopinta mixtura de licenciados en Ciencias Políticas, ingeniero agrónomo, ingeniero técnico-industrial, biólogo, graduado en Riesgos Laborales, un licenciado en Filología Inglesa y otro en Geografía e Historia, un técnico en Electrónica y hasta un ex jugador profesional de balonmano. Siento no poder ofrecer más pistas sobre los estudios de nuestros parlamentarios, pero es que hay varios -curiosamente del mismo partido- que no ofrecen ningún dato, ni tan siquiera un curso de Corte y Confección. Vamos a pensar bien e imaginar que quienes no han reflejado su currículum es por pudor, porque al ser tan brillante podría dejar en evidencia a algún compañero.

Analizados estos datos, podríamos concluir que tenemos un parlamento compuesto por personas con una formación aceptable. Lo malo, diría que grave, es que sólo hay cuatro que han tenido experiencia laboral en la empresa privada, sólo cinco trabajan o poseen un despacho profesional y tan sólo dos poseen una pequeña empresa. El resto, o toda su carrera está vinculada a la política o es funcionario. Roig borda su reflexión sobre la composición del poder legislativo en España y en las comunidades autónomas: “¿De veras creen ustedes que estos parlamentos aprobarán fácilmente reformas de la función pública que se adapten al individuo libre e independiente? ¿A alguien se le ha pasado por la cabeza, ni que sea en la antesala del cerebro, que un parlamento de este tipo pueda dictar leyes capaces de estimular la competitividad, de asegurar una educación libre que fomente el espíritu crítico e incoformista, de defender los intereses de las empresas y de los trabajadores -no de los puestos de trabajo, que es la obsesión del funcionario- y su internacionalización y movilidad? Necesitamos unas leyes que ayuden a la sociedad a prepararse para hacer frente de forma eficaz a los retos del futuro. Pero así es imposible engendrarlas”.

Espíritu crítico

No sólo eso, sino que además los parlamentarios que nunca se han buscado la vida fuera del ámbito político serán incapaces de mostrarse críticos con las equivocaciones y errores de su partido, ya que su sumisión es total por miedo a perder su cargo y quedarse en la calle sin ninguna salida profesional. Así, el espíritu independiente brilla por su ausencia en las estructuras monolíticas de los partidos, en los que impera el gregarismo. Roig vuelve a dar en el clavo: “cuando el principal colectivo de un parlamento es justamente el colectivo menos acostumbrado al riesgo, cuando son personas que no han tenido que competir nunca con nadie, que no viven con la gente que los mantiene, nos encontramos con una sociedad desvalida y sin armas para luchar ante los grandes desafíos a los que debe hacer frente”.

Recientemente ha surgido una polémica en Internet, que es el mejor medio para estos debates, al comparar los currículums de varios de nuestros ministros (Pajín, Chacón, Jiménez o Blanco) con el de sus colegas europeos, y la verdad es que hay una diferencia sideral. Pero lo malo no es la escasez de títulos académicos de una persona con responsabilidad política, sino la nula experiencia laboral de muchos de nuestros representantes, que sólo se han ganado la vida en el ámbito político. No se trata de tener el mayor número de licenciaturas o másters, sino de actitud, porque conozco a varios empresarios de Castilla y León que apenas poseen estudios y sin embargo han levantado grandes corporaciones. El mérito en estos casos es doble, porque han suplido su escasa formación con horas de trabajo, imaginación, arrojo, tesón, inquietud y sacrificio; cualidades que, la verdad, echo en falta en una buena parte de nuestra clase política.

Preguntas

En un período de crisis alargada como el que sufrimos, ¿cómo pueden tomar medidas acertadas quienes nunca han tenido un horario laboral, ni han tenido que competir para garantizarse el puesto de trabajo, ni han tenido que cumplir los objetivos marcados por la empresa, ni han tenido una retribución variable según sus méritos, ni han temido quedarse en la calle por la reestructuración de una actividad, ni han tenido que pelear para exigir una subida salarial, ni han tenido que cambiar de empleo para intentar mejorar su nivel de vida, ni han tenido que trasladarse a otra ciudad para mantener su puesto de trabajo, ni han tenido que sufrir la desazón de verse en el paro sin un horizonte claro?

5 comentarios

  1. Salvo raras y honrosas excepciones, nuestros políticos, est.an ahí porque no hay hueco para ellos en otro sitio, porque es la única actividad para la que no se pide certificado de graduado escolar.

  2. Se te ve el plumero.

    A un político le exiges un currículum vistoso; un empresario bastante tiene con levantar una empresa.

    Por cierto, entre las profesiones que citas no aparece la de periodista ¿Será que un periodista no sirve ni para político?

    1. Pues sí, a un político le deberíamos exigir un currículum digno, es decir, que haya demostrado antes su profesionalidad y su valía a la hora de acceder a un cargo político. Si alguien no ha brillado en su profesión, ¿cómo lo hará en su labor política, que influye en toda la sociedad?
      En efecto, entre las profesiones de los actuales diputados regionales no hay ni un periodista. Respecto a si un periodista no sirve ni para ser político, pues creo que a lo largo de la reciente democracia ha habido varios que han ocupado puestos de responsabilidad, sobre todo en el Gobierno central, aunque algunos no destacaron precisamente por su brillantez y más vale olvidar su paso por la política.
      Muchas gracias por tu comentario.

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