En un ambiente de refinado clasicismo, el servicio amable y muy profesional del Restaurante Fischers Fritz, en Berlín, deleita al comensal con 1.000 atenciones para disfrutar de una gastronomía de influencia francesa con toques orientales, como puede percibirse ya desde sus aperitivos, como el Tartar de pescado, elaborado al estilo de los ceviches peruanos. En los entrantes, el Carpaccio de langostino con caviar engrasa las papilas gustativas para terminar con un punto cítrico. Otro plato muy logrado es la Terrina de foie con anguila ahumada, que aúna la perfección gala de los patés con un guiño a la cocina nipona.
Para los segundos, es más atractiva su carta de pescados, con una Langosta en sala chile, cuya carne turgente se acompaña con un caldo mezcla de cilantro, chile y ajo, para trasladarnos en un viaje gustativo a una zona intermedia entre Portugal y Brasil. Pese al uso habitual de las salsas, como en la Lubina con caldito de pato laqueado, resultan sutiles y exóticas. En los postres, menos llamativos, destaca el Rulo de yogur con queso de oveja. Apabullante la carta de vinos donde sobresalen los Riesling y champagnes a precios elevados. El carro de quesos y la variedad de panes también llegan al alma.
Una opción gastronómica más atrevida y creativa en la capital alemana es Tim Raue, de marcada influencia asiática, que divierte tanto al paladar como a la vista. Un ejemplo es el Ábalon con cítricos, de textura inigualable y sabor cosquilleante. Si prefiere probar la alta cocina finlandesa, puede decantarse por Die Quadriga, dentro del lujoso Hotel Brandenburger. Ambos cuentan con sendas estrellas Michelin.