Con una estética moderna de líneas depuradas que ha sabido respetar algunos elemenos característicos del antiguo edificio como la escalera de ladrillo visto y madera, el Petit Palace Embassy abre sus puertas acristaladas en el epicentro comercial de la capital madrileña al encontrarse ubicado en plena calle Serrano.
Con apenas 50 habitaciones decoradas con tonos obscuros donde destaca algún elemento decorativo de color llamativo y el cristal al ácido que las separa del baño, las estancias son más amplias de lo habitual en un hotel urbano, aspecto que se agredece, al igual que sus baños con espaciosas duchas. Sin embargo, se echan en falta ameneties de más calidad para un establecimiento con categoría cuatro estrellas.
Los espacios comunes son escasos y pequeños, pero sí cuenta con un bar para tomar un refresco o una copa. Carece de restaurante, pero ofrece servicio de habitaciones. El salón donde se sirve el desayuno está decorado con gusto y permite saborear embutido ibérico, tortilla de patata casera, quesos, fruta natural, panes y repostería. Es una pena que el zumo no sea natural. Servicio atento. No tiene parking, pero hay uno público cuyo acceso está justo al lado del hotel.