Soria cuenta con lugares mágicos que en ocasiones se ven acompañados por establecimientos con un encanto especial, como la Posada de Santa Quiteria (Somaén), la Torre de Aldeaseñor (Aldeaseñor) y la Real Posada de la Mesta (Molinos de Duero). A esta exclusiva lista se ha unido desde abril el Hotel Termal Burgo de Osma, tras una cuidada restauración del impresionante edificio renacentista de la Universidad de Santa Catalina -mandada construir a medidos del siglo XVI por el obispo Pedro Álvarez de Acosta- efectuada por el Grupo Castilla Termal, también propietario del Balneario de Olmedo y del futuro de Santa María de Valbuena, ambos en Valladolid.
Después de una obra de envergadura, no sólo por la mimada restauración y por la adaptación a los máximos estándares de confort, sino por la excavación hasta los 650 metros de profundidad que fue necesaria para encontrar aguas mineromedicinales, el Hotel Termal Burgo de Osma abrió sus puertas el pasado mes de abril con 70 habitaciones y una categoría de cuatro estrellas.
Para que los huéspedes puedan disfrutar del precioso claustro, éste ha sido cubierto con una estructura de hierro y cristal a modo de cúpula que se sostiene en cuatro enormes columnas de hormigón. La estudiada iluminación quizás sea el aspecto más destacado de la decoración, basada en mobiliario moderno de líneas rectas y colores sobrios, que confiere al anochecer una atmósfera romántica a la enorme estancia y acentúa el perfil siniestro de sus gárgolas.
Del suelo del claustro sobresale una pequeña cúpula de cristal que permite a modo de lucernario que la luz natural se cuele hacia la zona del tratamientos ubicada en el primer sótano y seguidamente hacia el balneario con otra estructura similar en el segundo sótano. Las habitaciones son muy amplias y decoradas con mucho gusto, donde sobresalen tanto el papel de sus paredes como los modernos materiales utilizados en sus baños. Sin duda, este hotel está llamado a ser un referente en la oferta turística de calidad en Castilla y León.