El Audi A8 establece nuevas referencias en el segmento de las berlinas de prestigio. La combinación de la suspensión activa y de las 4 ruedas directrices y motrices le permite llevar más lejos los límites del compromiso tradicional entre confort y comportamiento. Pero es, sobre todo, en el dominio de las ayudas a la conducción y de la seguridad donde marca las diferencias hasta hacer cambiar la legislación para permitirle mostrar sus capacidades como la conducción verdaderamente autónoma en los atascos. Estrena una plataforma que combina acero, aluminio, magnesio y plástico reforzado con fibras de carbono.
El aspecto de la seguridad parece haber obsesionado a los creadores de este nuevo A8 que han llegado al punto de desarrollar una suspensión activa accionada eléctricamente: en caso de choque lateral inminente, es capaz de elevarse en una fracción de segundo hasta 8 centímetros por el lado que va a recibir el impacto. De esta forma, el golpe no se produce a la altura de las puertas, sino del suelo, que es mucho más rígido, limitando así la intrusión en el habitáculo.
Al volante destaca el silencio de marcha del 3.0 V6 TDI de 286 CV. Un diésel que sus 600 Nm de par desplazan con facilidad a nuestro automóvil, bien ayudados por un cambio automático de ocho relaciones reactivo y progresivo, y un alternador-motor de arranque funcionando a 48 voltios. Una hibridación ligth que permite un consumo medio real en la prueba de 7,5 litros e incluso medias por debajo de los siete litros, algo asombroso a la vista del peso de este atractivo vehículo.
La suspensión nos permite elegir entre una configuración muy suave, otra un poco más endurecida y una firme para carreteras sinuosas, pero jamás dejando de mimar a los ocupantes. Y gracias a las cuatro ruedas directrices capaz de reducir el radio de giro en 1,1 metros, en ningún momento se ha mostrado torpe en carretera de montaña. A esto se suma la contribución del diferencial trasero activo Quattro Sport con su función Torque vectoring para ganar en agilidad. Esta abundancia tecnológica no le convierte en un deportivo, pero permite conducir esta limusina de 5,17 metros (5,30 para la versión larga) como cualquier berlina de tamaño y peso muy inferiores. También dispone de asientos con ventilación, calefacción, varios tipos de masajes y reglajes eléctricos, con una versión business para la plaza trasera derecha, que cuenta con calefacción y masaje para los pies.
Viajar en esta berlina, conducirla, es disfrutar de la tecnología más avanzada del mundo y reagrupada en un sólo automóvil.
Santiago de Garnica