El BMW M4 exhibe sus dilatados orificios nasales, sus aletas ensanchadas y sus enormes discos de freno en las grandes llantas de 19 pulgadas. Tiene bajo el capó delantero 431 CV y 550 Nm de par desde 1800 rpm. Este 3 litros biturbo marca la vuelta al legendario 6 cilindros en línea tan querido por el fabricante bávaro.
Sobre un asfalto con poca adherencia, no hace falta mucho tiempo para darse cuenta que hay que saber entenderse con las ruedas traseras no siempre tan motrices a pesar del diferencial activo M de control electrónico encargado de gestionar la llegada del par: el sistema deja hacer.
En un asfalto más adherente, vamos más tranquilos (dentro de un orden) y comenzamos a experimentar con los reglajes más o menos deportivos (Efficient, Sport y Sport Plus) que modifican el comportamiento de la dirección de asistencia electromecánica, la suspensión pilotada SelectDrive M y la respuesta del acelerador. Estos últimos son, por otra parte, parámetros regulables de forma independiente, mediante 3 botones en la consola, e incluso configurables a la carta desde el volante.
Modo Sport
Finalmente es el modo Sport el que nos parece más convincente, tanto por el tacto que ofrece la dirección como por el compromiso entre confort y control de la carrocería. De los cambios de relación se encarga la muy rápida caja de siete relaciones y doble embrague M DKG que se puede manejar bien por la propia palanca o con 2 levas en el volante, modo que, personalmente, me parece el más eficaz. La caja de cambios tiene varios modos de actuación seleccionables con el botón Drivelogic. Optando por el modo de cambio más agresivo esta DKG7 nos remarca cada cambio de marcha por una breve sacudida muy racing, que notamos en nuestro asiento.
Decididamente este M4 nos conquista según pasan los kilómetros, acompañados de la música de su escape sport M Performance realizado en titanio que añade a la escena una banda sonora escapada de un circuito. El 6 cilindros crepita, detona, sube en lo agudos a medio régimen y estalla en pequeñas detonaciones en las reducciones, provocando así la esperada e indispensable emoción que ha de hacernos sentir un M.
Pero tranquilícense los más discretos pues por deportivo y exhibicionista que sea el M4, sabe comportarse. Así nos permite viajar con cierta tranquilidad en modo Efficient y con suavidad la caja de cambios M DKG gestiona de forma automática.
Además de por la potencia, comportamiento y sensaciones que nos proporciona, el M coupé también lo podemos apreciar positivamente por un amplio maletero y unas plazas traseras en las que pueden viajar 2 personas sin que nos odien.
La M de Motorsport nos define los BMW más deportivos de una marca ya de por sí muy deportiva.