Legislación sobre emisiones obliga: hoy en la sede histórica de Porsche se habla de eficiencia y de downsizing. Pocos meses después de que el 911 pasara a equipar un motor de 3 litros con turbo y de que se anuncie la puesta en producción de un modelo eléctrico muy próximo al concepto Mission E, el turno le llega a los Porsche de acceso de gama, ahora bajo la denominación cargada de historia de 718 y en sus variantes de Boxster (roadster) y Cayman (coupé). Ambos dicen adiós al motor de 6 cilindros y sin perder la arquitectura bóxer (cilindros horizontales y opuestos), pasan a equipar un 4 cilindros con turbo.
El paso de 6 a 4 cilindros ha movilizado a un equipo de ingenieros durante cerca de 7 años para reducir el consumo sin perder los genes deportivos. Así, los bóxer 6 cilindros de 2,7 litros (265 CV) y 3,4 litros (315 CV) son reemplazados respectivamente por bóxer 4 cilindros turbo de 2 litros (300 CV) y 2,5 litros (350 CV). El par progresa respectivamente 100 y 60 Nm y el consumo disminuye una media de 0,8 litros a los 100 kms.
Todo esto es sobre el papel, pero llega la hora de sentarnos al volante de la variante más potente, el S de 350 CV. Ésta se diferencia de la de 300 CV por la geometría variable de su turbo, una exclusividad hasta ahora del 911 Turbo y que aquí es empleada para reducir el tiempo de respuesta.
Siempre es un placer conducir un Porsche. La posición es excelente y permite coger perfectamente el volante de 3 brazos que integra en su parte inferior derecha un pequeño mando giratorio para seleccionar los diferentes modos de conducción. Y un pequeño botón en el centro de este mando activa el boost: incrementa la reactividad del cambio y el par del motor durante 20 segundos, y en uso real este empuje extra es como una patada. El motor ofrece un espectacular empuje que se traduce en cifras de cronómetro tan deslumbrantes como de 0 a 100 km/h en 4,2 segundos en modo Sport+.
Los cambios que se han realizado respecto al anterior Cayman a nivel de tarado de suspensiones o de neumáticos proporcionan un compromiso entre comodidad y comportamiento asombroso.
El sonido de un motor de cilindros en posición horizontal y opuestos situado en la parte posterior del habitáculo, una llave de contacto a la izquierda del volante, una personalidad fuerte, una inmediata respuesta al acelerador, volante y frenos, una excelencia técnica, una solidez… El 718 Cayman se puede conducir con los ojos cerrados y se siente que es un Porsche. La firma de Stuttgart ha realizado su vuelta a los 4 cilindros, que forman parte de los primeros capítulos de su historia, con todo el buen saber que la caracteriza. Y ningún amante de la marca, por purista que sea, se resistirá a su encanto.
Santiago de Garnica