Ahora que vivimos inmersos en un inicio de creciente ciclo de la economía aún más tímido del que todos esperamos y seguramente sujeto a algún que otro vaivén, ahora que los índices macroeconómicos confirman la tendencia alcista y dicha tendencia se ve corroborada con tenue crecimiento del empleo, es esencial encontrar y activar las palancas o multiplicadores (los horteras lo llaman drivers) que maximicen un ciclo que empieza a sernos favorable después de una época especialmente crítica para el empleo en el entorno regional y aún más en el nacional.
La industria de Castilla y León ha aguantado las acometidas de una crisis especialmente cebada con el sector industrial y el de servicios en todo el panorama nacional. Durante los dos últimos años, nuestra industria viene demostrando más fortaleza que la media española, situándonos a la cabeza de los datos de producción, demanda y exportaciones en el panorama nacional y haciendo valer especialmente el peso de dos grandes sectores, como el sector industrial de la automoción y la agroindustria.
Todas las instituciones se han volcado durante los últimos meses a la caza del emprendedor como base para la recuperación. Esta figura, tantas veces ignorada en el pasado no tan lejano de nuestro país, se ha convertido en objeto de deseo de las estructuras socioeconómicas de todas y cada una de las instituciones locales, autonómicas o estatales. No hay territorio ni institución pública que no se vanaglorie de tener un programa de emprendedores.
Ecosistema emprendedor
Sin embargo, lo más importante en estos casos, más que el programa de apoyo a emprendedores, es tener un ecosistema emprendedor, una cultura de territorio hacia el emprendimiento que fomente este tipo de actitudes creativas, más que el hecho de tener un programa con financiación pública de apoyos al emprendimiento. Para ello, se antoja vital la necesidad de integrar a universidades, empresas, clusters, centros tecnológicos e instituciones públicas en un sistema que fomente la competitividad empresarial a través de la innovación y el emprendimiento.
Sin embargo, éste es sólo un eslabón de las palancas a las que hacía referencia. Únicamente a través del emprendimiento lograremos entre el 10% y el 20% del objetivo de recuperación del empleo necesario en este país y, por supuesto, en nuestra comunidad autónoma. Los otros eslabones necesarios son el mantenimiento del empleo generado por las grandes corporaciones internacionales en nuestro territorio y de toda su cadena de valor de los grandes sectores industriales, y lo que es más importante, el fortalecimiento de la industria local, de nuestras pymes.
Pymes
Para este último objetivo, que debiera ser el reto más importante durante los próximos años, me gustaría recordar que en economías tan importantes como la alemana, la industria pyme del país supone el sustento fundamental de la creación de empleo en aquel país. Las pymes alemanas son líderes en sus sectores de actividad industrial y aportan innovación tecnológica a la economía y superávit a la balanza comercial de ese gran motor de la economía europea.
Por cada pyme española líder, hay unas 100 pymes líderes alemanas en su subsector de actividad, ahí radica una de las principales diferencias entre ambos tejidos productivos.
En nuestro caso, en Castilla y León, aspirando en este ciclo económico a crear más empleo de calidad, debemos trabajar con las industrias pymes regionales en su fortalecimiento, en su competitividad. Para esta tarea, el aliado más importante y que mejor va a poder alinearse en el objetivo de un crecimiento de la industria local es la asociación Empresa Familiar de Castilla y León (EFCL), institución representativa de un conjunto de empresas e industrias que fomentan una política absolutamente leal con nuestro territorio para mantener y anclar la actividad y el empleo de Castilla y León.
Empresas familiares
En la comunidad autónoma, este perfil de empresa puede llegar a representar un volumen de empleo de unos 50.000 trabajadores. Un incremento en el volumen de actividad y empleo de este grupo de empresas de entre un 10-20% en los próximos años supone una creación directa de empleo de entre 5.000-10.000 puestos de trabajo. La propia asociación ha reconocido recientemente que más del 90% de las empresas de su perfil en la comunidad autónoma van a mantener empleo o crecer durante los próximos años.
Las ventajas de tener un sector industrial local potente en un territorio se aprecian por la capacidad que tiene el mismo a la hora de desarrollar tecnología autóctona y defenderla en el exterior, en la iniciativa por acometer proyectos de inversión que sirvan para capacitar a las plantas productivas de cara a mercados exteriores y en la absoluta sensibilidad con el empleo local. Las empresas familiares suelen dotar a su gestión de personal de una responsabilidad sobre su gente muy por encima de la que puedan demostrar corporaciones de otra naturaleza.
Asti
La semana pasada tuve la oportunidad de visitar y conocer la planta de Asti en Burgos. El crecimiento de esta empresa familiar puede parecer sorprendente por su trayectoria de los últimos años y más si cabe en un sector en el que es tan difícil significarse como empresa líder, pero Asti lo ha conseguido. Se trata de un grupo de excelentes profesionales volcados y comprometidos en una filosofía de trabajo que tiene como común denominador la innovación, el talento, la excelencia, la internacionalización, y el compromiso por la mejora continua de su actividad y con su territorio.
Su directora general, Verónica Pascual Boé, una auténtica millennial -según los paradigmas del profesor Iñaki Ortega-, es una profesional altamente cualificada y comprometida con su empresa y muy sensible a la idea de innovación abierta. Sin embargo, de todas sus cualidades y virtudes como directiva, yo añado una que es común a los directivos de nueva generación de Empresa Familiar de Castilla y León: la pasión por su trabajo, esa es la clave de su éxito, esa es la actitud que diferencia a una gran parte de estas nuevas generaciones de empresas y empresarios familiares altamente cualificados y comprometidos con nuestra tierra.
Es el momento, pues, de apostar claramente por el crecimiento de nuestra industria, especialmente fortaleciendo a la pyme local, a la empresa familiar. No lograremos una mejora eficaz y notoria en nuestro tejido productivo sin fomentar la competitividad de nuestras pymes autonómicas. No sin la empresa familiar.
“En nuestro sector, ser el mejor no basta, nos basta hoy, pero si no seguimos mejorando mañana estaremos muertos”, Verónica Pascual Boé, mayo 2015.
Carlos excelente reflexión, sin didáctico son la base de nuestra economía y con frecuencia pasan inadvertidas en ciertos medios. gracias
Amigo Carlos, considero que estás haciendo una muy buena reflexión, caracterizada por tu conocimiento del entorno industrial de nuestra Comunidad y, por supuesto, del nacional y de otros países. Haces un certero análisis y unas adecuadas propuestas.
Quizá llevado por la inercia utilizada en estos temas por las personas que trabajan en ellos, se descuida la importancia que ha de jugar y que está jugando la FP en la innovación, desarrollo tecnológico y en el emprendimiento. No se cita en todo el artículo.
La FP de Castilla y León, especialmenbte en su grado Superior y en los centros integrados, aunque también en otros centros de gran tradicción en estas enseñanzas, especialmenbte industriales, se viene haciendo desde hace años una gran labor en innovación y desarrollo tecnológico, así como en emprendimiento, muy de la mano, en casi todos los casos, con la Empresa Familiar.
En este aspecto, amigo Carlos, sería un gran acierto para el futuro industrial de esta Comunidad que se contara, junto a los Departamentos Universitarios y las empresas, con los centros de FP de las familias industriales, aunque no sólo con ellas.
De hecho la Ley de Economía Sostenible lo contempla al hablar de los acuerdos entre FP-Universidad-Empresas.
Estoy a tu disposición.
Un saludo cordial.
Marino Arranz