En septiembre de 2008, en la sede del Ministerio de Industria en Madrid tuvo lugar una serie de reuniones decisivas para el futuro de la automoción en Castilla y León.
Sin dar nombres, pues trato de traer a colación una historia de éxito y coordinación colectiva, se estaba trabajando en esos momentos en un escenario para alejar los riesgos que se cernían sobre el sector de la automoción regional en una estrategia que el mismo presidente Herrera había impulsado con la creación de la Mesa de la Automoción de Castilla y León, plataforma de empresas del sector más importante de nuestra industria que el presidente de la Junta de Castilla y León quiso apoyar públicamente a principios de diciembre de 2008.
Los riesgos de un sector que da trabajo de forma directa, indirecta e inducida a 35.000 personas en nuestra región aparecían más que vigentes y presentes en esos momentos. Falta de financiación para el sector, mercado en pleno descenso, modelo de fabricación sin éxito en la planta de Renault en Valladolid que dejaba en una situación peligrosa a la misma y otra serie de factores coyunturales obligaron a un trabajo colectivo en búsqueda de una solución industrial.
Reuniones
En una serie de largas reuniones en esa sede ministerial y en sede del Gobierno autonómico, 2 instituciones públicas (Gobiernos de España y de Castilla y León), empresa y agentes sociales trabajaron de forma leal y alineada durante más de un año para buscar una solución industrial que se adivinaba difícil.
Un año después -septiembre de 2009-, y con la esencial colaboración e implicación de los trabajadores de la planta, se cerraba un acuerdo para la industrialización de un nuevo modelo de combustión térmica en la planta vallisoletana de Renault.
‘Renault Captur‘
El modelo, un crossover urbano que respondía entonces a la nomeclatura X-87 y que exigiría de la implicación también de los proveedores del grupo francés en Castilla y León para afinar en sus planteamientos industriales al objeto de hacer el proyecto industrial rentable, era la apuesta principal de un plan industrial que debía tener especial incidencia en las plantas proveedoras de Castilla y León. Una segunda apuesta fallida (como la del Modus) pondría en serias dificultades a la planta vallisoletana.
El X87 se industrializaría en un inicio en una producción anual de entre 60.000 y 80.000 unidades, es decir, un turno cubierto.
En el año 2013 se iniciaba la aventura del X87, ya entonces denominado Captur. Hoy, 2 años después, este vehículo se ha convertido en un orgullo para la fábrica castellana y leonesa que ocupa a 5.000 empleados y que produce anualmente, según las previsiones para 2015, más de 235.000 unidades de este vehículo, es decir, el triple de lo inicialmente previsto.
Se trata de un vehículo ensamblado en Castilla y León para todo el mundo y cuyos proveedores más importantes son de Burgos, Arévalo (Ávila), Medina de Rioseco (Valladolid), Soria o la propia capital vallisoletana, es decir, un vehículo de producción mayoritariamente regional que bate récords en la exportación a mercados emergentes asiáticos.
Sin duda, un caso de éxito industrial en nuestra comunidad autónoma en el que los trabajadores han mostrado una responsabilidad y sensibilidad digna de felicitación y agradecimiento.