Aunque la historia de Matadero Guijuelo (Maguisa) se inició hace 45 años, el año 2010 supuso un punto de inflexión en la trayectoria de esta compañía salmantina formada por una veintena de socios industriales pertenecientes al sector del cerdo ibérico.
En esta evolución tuvo un papel fundamental Luis Picado Díaz y su nombramiento como CEO de la empresa, tras una etapa como director financiero, quien apostó por un significativo cambio de estrategia.
Enfoque profesionalizado
“Pasamos de ser una empresa de servicios para los socios a un nuevo enfoque profesionalizado, que conllevó una apertura a terceros y a los mercados internacionales”, recuerda el CEO de Maguisa que, con una facturación de cerca de 64 millones de euros en 2023, generó más del 43% de sus ventas en el exterior.
En la actualidad, sus productos están presentes en países como Argentina, Brasil, Canadá, China, Chile, Colombia, México, Singapur, Japón, Malasia, Filipinas, Corea del Sur, Taiwan y Vietnam, entre otros. Las previsiones de la compañía para 2024 apuntan a mantener “una senda de crecimiento”.
Inversión de 25 millones
Este proceso iniciado hace 14 años ha supuesto, además de un “esfuerzo y trabajo enorme para la dimensión que teníamos”, una inversión superior a los 25 millones de euros en la mejora de las instalaciones y su homologación a los exigentes criterios de algunos países en el ámbito cárnico y a las nomas internacionales como IFS y BRC, entre otras.
“Hemos pasado de tener un matadero y sala de despiece con más de 30 años de antigüedad y orientado exclusivamente al ámbito nacional a contar con una de los mejores de España en el sector del cerdo ibérico”, destaca Picado Díaz, que hace hincapié en que estas inversiones “se están amortizando de una manera orgánica gracias a la mejora de los resultados contables en cada ejercicio y con un crecimiento en el porcentaje de ebitda superior al de la facturación”.
Diversificar mercados
En estos años, Maguisa hizo frente a importantes dificultades, como el cierre del mercado ruso, en el que había realizado un importante esfuerzo para la venta de tocino. “Ante estos inconvenientes, redoblamos nuestros esfuerzos para diversificar nuestro alcance, tanto en productos como en países de destino, y salvamos la complejidad que supone contar con un catálogo que incluye desde tripería a subproductos, sin olvidar la manteca fundida y la carne ibérica de bellota”, comenta el ejecutivo de la empresa ubicada en Guijuelo (Salamanca).
Entre los efectos de este crecimiento de Maguisa apoyado en los mercados internacionales, pero también en los clientes nacionales, sobresale el incremento de la plantilla, que ha pasado de 130 personas en 2010 a más de 220 trabajadores. “Son empleos de alto valor añadido que permiten fijar población en el medio rural en el que nos ubicamos. Además, esta creación de puestos de trabajo ha venido acompañada de una baja siniestralidad laboral, reconocida por la Junta, que es uno de los puntos importantes de nuestro programa de mejora continua”, subraya Picado Díaz.
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