El comienzo del año ha dado a conocer el dato de que España ha creado cerca de 540.000 empleos durante 2023, “algo que ha estado marcado por la incertidumbre debido a la inflación y los altos tipos de interés, como se prevé para 2024”, ha reseñado Juan Carlos De Margarida, presidente del Colegio de Economistas de Valladolid, Palencia y Zamora (ECOVA).
“El mercado de trabajo viene arrojando un cierto optimismo desde principios del año pasado, ya que las empresas no están reduciendo sus puestos de trabajo y los salarios han aumentado”, ha valorado De Margarida, quien ha enfatizado: “al unísono, se antoja necesaria una estrategia fiscal tanto nacional como regional que parece no llegar debido al déficit excesivo y difícil de reducir debido a la aptitud del Gobierno y el inexistente control presupuestario”.
Realidad “no tan halagüeña”
En cuanto a los datos del empleo en Castilla y León Palencia ha liderado la bajada del paro (11,09%), seguida de Valladolid (9,08%) y Zamora (8,75%), siendo Segovia (5,77%) y Burgos (5,46%) las que representan los perores datos. Ante esta realidad De Margarida ha advertido que si comparamos estos datos en términos intermensuales, “la realidad no es tan halagüeña, ya que prima la temporalidad en las contrataciones y la destrucción del empleo, con el consiguiente reflejo en las afiliaciones en la Seguridad Social, sobre todo desde después del verano, algo que se debe, principalmente, a la alta incertidumbre y los altos costes de producción provocados por la situación sociopolítica tanto nacional como internacional”.
En cuanto a las perspectivas para 2024, el presidente de ECOVA ha expresado que todo apunta a que la tasa de paro “seguirá ligeramente descendente, a lo que hay que sumar otros factores como la desaceleración económica o una elevada inflación que no logra disminuir acompasadamente a pesar de las medidas antiinflacionarias tomadas, y que previsiblemente no se aproximará al objetivo del 2% marcado por el BCE hasta bien entrado el 2025”.
Además, ha añadido que hay que estar “muy atento al consumo de los hogares, que son el verdadero motor de la economía, pues una desconfianza del ciudadano en la gestión pública o una incertidumbre en la estabilidad del empleo pararía el gasto familiar y, con ello, la actividad económica de la región en unos momentos de inestabilidad política y económica mundial que no ayudan”.
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