Juan García-Gallardo, vicepresidente de la Junta de Castilla y León, y Roberto García, presidente de Castilla Termal, protagonizaron este lunes el acto de otorgamiento del Palacio histórico de los Condes de Miranda, más conocido como Palacio de Avellaneda, de Peñaranda de Duero (Burgos), a la cadena para su conversión en un hotel de 5 estrellas. Al encuentro asistieron también Gonzalo Santonja, consejero de Cultura, y Fernando Rioja, alcalde de Peñaranda.
Declarado Bien de Interés Cultural en 1923 y clausurado por la Junta de Castilla y León en 2011, este edificio se convertirá en un hotel termal de 5 estrellas, el sexto de la cadena, que contará con 78 habitaciones, área termal, espacio para eventos y diferentes zonas de restauración con distintas propuestas gastronómicas.
Siguiendo su modelo de negocio -rehabilitar patrimonio histórico y edificios declarados Bien de Interés Cultural para convertirlos en hoteles termales de alta gama-, Castilla Termal solicitó la concesión del inmueble para finalidad hotelera, que acaba de ser aprobada por parte de la Junta. En concreto, la explotación tendrá una vigencia de 50 años, con prórrogas hasta los 75.
Inversión
La cadena invertirá 12 millones de euros en las obras que convertirán al Palacio en un hotel termal de referencia internacional y prevé dar empleo a cerca de 80 personas, la mayoría de ellas procedentes del entorno en el que se asienta la construcción. El palacio de Avellaneda destaca por su portada plateresca, su patio renacentista y los impresionantes artesonados góticos y mudéjares de su parte noble. De hecho, muchas de las salas históricas del palacio serán convertidas en suites, como el Salón de Embajadores, que se transformará en una suite de cerca de 140 metros cuadrados.
Esta será una de las singularidades de un proyecto que, por lo demás, respetará al 100% los valores de Castilla Termal: apuesta por recuperar edificios históricos y por la sostenibilidad, contribuir a fijar población en el territorio a través tanto de empleo directo como de la incorporación de proveedores de cercanía y fomento de un turismo respetuoso con los entornos en los que se asientan sus hoteles.
Línea del Duero
Castilla Termal refuerza la Línea del Duero con 4 de sus hoteles en la zona de influencia del río: Burgo de Osma en la cabecera, este de Peñaranda en la ribera burgalesa, Castilla Termal Monasterio de Valbuena en la ribera vallisoletana y Olmedo en Rueda. La cadena hotelera se convierte así en la única empresa del mundo que realiza una apuesta como esta, ligada al enoturismo y en un territorio tan amplio. A estos 4 establecimientos, la cadena suma Castilla Termal Solares en Cantabria; a la espera de la inauguración de Castilla Termal Brihuega, en Guadalajara, que abrirá sus puertas en los próximos meses.
Tras su reconversión en hotel, el Palacio de Avellaneda se transformará, por su tamaño, sus características históricas, artísticas y arquitectónicas y por la apuesta sostenible y de bienestar integral que va a realizar Castilla Termal en uno de los establecimientos más atractivos y singulares del sector hotelero a nivel internacional.
Este nuevo hotel supondrá un hito más en el plan de expansión que Castilla Termal ha emprendido hasta 2030, que contempla aumentar el número de establecimientos de la cadena hasta 14 para esa fecha, lo que supondrá 1.100 empleos directos y una apuesta clara por la economía y la calidad de vida de 14 zonas rurales que experimentarán un fuerte respaldo gracias a los principios y valores de Castilla Termal: empleo local, proveedores de cercanía, rehabilitación y dinamización de espacios históricos y fomento del turismo responsable.
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