El Hotel Iberostar Grand de Punta Cana en la República Dominicana es una de las puertas de acceso al paraíso. Su ubicación frente a Playa Bávaro, de fina arena blanca, salpicada de palmeras y lamida por las cálidas aguas turquesas del Caribe no le diferencian de otros establecimientos hoteleros de la zona.

Lo que le otorga un plus de calidad es su excelente servicio, su exclusividad, el lujo de sus instalaciones, la simpatía de todo su personal y la tranquilidad del ambiente, entre otras cosas por la ausencia de niños, que no están permitidos. Con categoría de 5 estrellas y bajo la fórmula del todo incluido, ofrece servicio de mayordomía, minibar gratuito, al igual que el servicio de habitaciones abierto 24 horas.

Posee 4 restaurantes temáticos, francés, italiano, japonés y especializado en carne o pescado. Entre sus instalaciones también destaca el bar de la piscina donde se preparan exquisitos cócteles y el teatro, destinado a espectáculos musicales en vivo todas las noches. En su zona central posee un barco para tomar una copa en cubierta, que en su interior alberga una discoteca/karaoke.

También cuenta con un gimnasio bien equipado y un buen spa con amplia oferta de tratamientos y masajes. El equipo de animadores se vuelca con las actividades programadas, desde clases de baile y español y diversidad de juegos y deportes. La abundancia de personal y el trato al huésped es una de sus señas de identidad.

El bufé del desayuno es de gran calidad, sobre todo el apartado de zumos naturales y frutas. El bar de la piscina y el restaurante bufé de las cenas también presenta un amplio abanico gastronómico. Si pese a la variedad de la oferta culinaria se aburre, también puede acudir al resto de los restaurantes e instalaciones de los otros 3 hoteles del Grupo Iberostar que están casi unidos.

Carnes y pescados a la parrilla

El Restaurante Mar y Tierra de los 4 temáticos que ofrece el Iberostar Gran Hotel es, sin duda, el que ofrece más calidad, ya que permite degustar buenos cortes de carne a la plancha y mariscos como langosta y camarones a la parrilla. Los platos vienen acompañados de guarniciones generosas y variadas, desde espárragos trigueros hasta puré de patatas y ensaladas. Los postres, sin embargo, dejan bastante que desear, con creaciones casi industriales. Otras opciones son el restaurante francés, con presentaciones muy anodinas, mientras que el italiano tiene algún plato de pasta digno, no así los risottos, que desmerecen el resto de la cocina. El restaurante japonés ofrece escaso sashimi y sushi y se centra más bien en la mesa de teppanyaki, que puede ser divertido si se va en grupo ya que se comparte mesa con otras 5 personas. Sin embargo, se corre el riesgo de salir ahumado y acalorado.