Torremorón facturó 2 millones de euros en 2018 y cuenta con una plantilla de 7 empleados y 220 hectáreas de viñedos propios enclavados en el corazón de la Ribera del Duero, en los municipios burgaleses de Roa, Anguix, Olmedillo, Quintanamanvirgo, Guzmán, Boada y Pedrosa de Duero.
“Son pequeñas plantaciones, en su mayoría en vaso, cultivadas de forma artesanal y tratadas con mimo de generación en generación, que aportan una uva de excelente calidad para la elaboración de un vino que es la suma del esfuerzo de todos los viticultores”, señala Jorge García Tijero, presidente de esta cooperativa que, con 94 socios, posee unas instalaciones de casi 3.600 metros cuadrados en Quintanamanvirgo (Burgos) y, entre otros equipamientos, cuenta con 614 barricas de roble americano y francés.
Proyectos
“Torremorón siempre se ha caracterizado por ser una bodega tradicional, por lo que consideramos muy importante recuperar las costumbres y, entre ellas, las bodegas subterráneas que se encuentran en el pueblo”, detalla García Tijero, que subraya su colaboración con la Asociación Cultural de la localidad, cuyo principal objetivo es que estas instalaciones no caigan en el olvido y se rehabiliten “para que todos podamos disfrutar de estos enclaves inigualables”.
Junto a esta apuesta por las tradiciones, uno de los objetivos de la bodega para el presente ejercicio es “conectar con un público cada vez más involucrado con las nuevas tecnologías. Es necesario crear nuevas conexiones para relacionarnos con nuestros clientes”, según explica el presidente de la cooperativa, que avanza que la bodega trabaja en la mejora de su página web y crea nuevos perfiles en las redes sociales “para ganar en competitividad y difusión” de sus vinos.
Asimismo, Torremorón realiza una importante apuesta por las energías renovables con la instalación de paneles solares en la cubierta de sus instalaciones con el objetivo de reducir los altos costes energéticos de la cooperativa.
“Estamos ubicados en una zona geográfica que dispone de abundantes horas de sol y es una pena no aprovechar ese recurso. Es una opción muy interesante, aunque los resultados se analizarán en perspectiva en un corto período de tiempo”, apunta García Tijero, al tiempo que destaca que los costes de funcionamiento y mantenimiento de los paneles son bajos, tienen cero emisiones de ruido y, gracias a su óptima ubicación en el tejado, no interfieren en la actividad diaria de los trabajadores.
Producción
Durante la campaña de 2018, Torremorón recibió 1,3 millones de kilos de uva, con lo que la bodega recupera la cuota de mercado perdida por la escasa cosecha de 2017.
“Esta baja producción propició que el vino de la Ribera del Duero experimentase una arriesgada subida, provocando un valor añadido a nuestros caldos. Los precios del vino embotellado de la añada 2018 se han mantenido y este impulso ha sido muy importante para posicionarnos en otro segmento del mercado”, explica García Tijero, que confía en mantener esta tendencia: “las perspectivas para este año son muy favorables, ya que recibir uva en cantidad se traduce en disponibilidad para ampliar el mercado, tanto a nivel nacional como en la exportación. Esperamos que la lluvia aparezca a tiempo para lograr una buena cosecha”.
En la actualidad, la bodega exporta sus vinos en Alemania, Suiza, EE UU, Dinamarca, Holanda, Colombia, Portugal, Japón y China, entre otros.
Más información en el número de agosto de Castilla y León Económica
