Las previsiones de la cooperativa Mesta, ubicada en Cantalejo (Segovia), apuntan a un crecimiento próximo al 10% sobre la facturación del pasado ejercicio para superar los 9 millones de euros en 2018.
“Nuestro objetivo es siempre el mismo: tratar de que el socio reciba el mayor precio posible por su producto y apoyarle en todo lo necesario para aumentar su competitividad en el mercado”, explica Luis Bravo Bartolomé, presidente de esta cooperativa fundada en 1989, que desarrolla su actividad en toda Castilla y León, aunque con mayor presencia en las provincias de Segovia y Burgos.
Su producción de leche de oveja alcanzó los 7,5 millones de litros en 2017, un 8% más que la campaña anterior; mientras que la de cabra fue de 450.000 litros, un 6% menos.
Escasa rentabilidad
Para Bravo Bartolomé, el sector se encuentra desde hace años inmerso en una debacle de rentabilidad, que se traduce en ganaderías que cierran, bien por bancarrota o por jubilación y falta de relevo generacional.
“Lo fácil es echarle la culpa a la industria por los bajos precios provocados por el oligopolio al que ya casi nos hemos acostumbrado, pero de vez en cuando hay que hacer autocrítica y conviene preguntarnos qué estamos haciendo para revertir la situación. Deberíamos trabajar más en lo que sí está al alcance de nuestras manos”, subraya Bravo Bartolomé.
A su juicio, la solución pasa por aumentar la competitividad de las explotaciones, la eficiencia en la producción y la eficacia en la comercialización. “Las cooperativas son fundamentales en la comercialización, pero no debemos pensar que por ser cooperativa la rentabilidad está garantizada. Hay que trabajar para ser eficientes y esa eficiencia se traduce en que el socio reciba un mejor precio por su producto que cualquier otro ganadero que no pertenezca a la cooperativa. Si no es así, la cooperativa no tiene sentido”, comenta el presidente de Mesta.
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