“Para Laboratorios Ovejero, la sanidad animal es un punto crítico para conseguir una producción ganadera eficiente. Además, los consumidores exigen leche y carne de calidad, sin residuos de antibióticos, y la UE marca directrices muy claras en el uso de estos medicamentos en animales de producción”, explica Juan Pablo Ovejero Zavagli, consejero delegado de esta empresa familiar leonesa, que cuenta con una plantilla de 220 personas, facturó 23 millones en 2016 y prevé incrementar sus ventas más de un 15% hasta los 26,5 millones de euros en 2017. Cabe destacar que cerca del 4% de su facturación y el 10% de la plantilla se destina a I+D+i.
En este contexto sociosanitario, adquieren protagonismo los programas de medicina preventiva en las explotaciones ganaderas, con actuaciones que potencian la utilización de productos inmunológicos y un uso racional de antimicrobianos con el objetivo de conseguir la progresiva reducción del uso de antibióticos en la producción animal y la minimización del riesgo de generar microorganismos resistentes.
Y es aquí donde cobra relevancia el papel de Laboratorios Ovejero, que desarrolla un importante proyecto de I+D+i, que cuenta con un presupuesto de más de 2 millones de euros, para completar su gama de productos inmunológicos para prevenir y tratar enfermedades infecciosas sin usar antibióticos. “Se trata de una iniciativa estratégica, ya que fomenta nuestra competitividad. Los resultados serán la base que impulsará procesos industriales claves de cara al futuro”, avanza Ovejero Zavagli.
Estrategia innovadora
“El uso de inmunomoduladores en animales de producción constituye una estrategia innovadora para mejorar las propias defensas del ganado que redunda en la mejora de su potencial productivo”, señala el consejero delegado de Laboratorios Ovejero, que añade que esta “investigación industrial puntera y viable se consolida con la participación de entidades externas”, como la Universidad de León y el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, al tiempo que subraya la apuesta de esta compañía por potenciar su gama de productos que permiten un uso prudente de los antibióticos.
“Esta simbiosis conlleva un fuerte contenido social, ya que al incorporar centros punteros al proyecto, se reduce el error humano y aumenta la eficiencia. Además, fomenta la especialización inteligente y pone a nuestro servicio tecnología de manera casi ilimitada”, destaca.
Mejora de la calidad
Fruto de estos estudios fue el lanzamiento a finales de 2016 del medicamento Fortinmune Bov, que sirve como inmunoterapia para la mejora de la calidad de la producción láctea de bovino. “Somos conscientes de la obligación de abrir y consolidar nuevas tecnologías aplicadas al desarrollo de medicamentos innovadores, como es este caso”, detalla el consejero delegado de esta compañía con implantación industrial en León y Polonia, presencia comercial en México, Perú, Argentina, Tailandia, Filipinas y Rusia y exportaciones a 40 países. “A partir de la tecnología de Fortinmune Bov buscamos obtener otros compuestos que nos permitan desarrollar nuevos medicamentos y generar patentes que conformen una plataforma de servicios industriales”, concluye Ovejero Zavagli.
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