China es un gigante que va camino de cambiar el orden mundial y convertirse en protagonista indispensable de las transacciones comerciales y financieras. Este hecho no deja de ser llamativo si tenemos en cuenta el milagro económico que se ha producido en un breve lapso de tiempo, puesto que ese Estado asiático tenía la imagen de país pobre a principios de los años 90, pero el cambio del intervencionismo a una liberalización progresiva de su economía ha dado paso a unos índices de crecimiento sin precedentes. Y para muestra, nada mejor que los datos: China se ha convertido en la segunda economía del planeta en el segundo trimestre de 2010, superando a Japón y sólo por detrás de EE UU, donde empiezan a elevarse voces que afirman que en 2030 podría perder su hegemonía mundial y ceder ese liderazgo a la citada República Popular. El país asiático mantiene ritmos de crecimiento próximos al 10% y es líder mundial en exportaciones, compra de vehículos y producción de acero. En cuanto a los retos que debe afrontar, además del respeto y salvaguarda de los derechos humanos, se encuentran la reducción de la corrupción y otros delitos económicos, la contención de daños medioambientales y conflictos sociales relacionados con la rápida transformación de la economía y mantener el crecimiento del empleo adecuado para decenas de millones de emigrantes internos.
Escasas exportaciones
Hasta ahora, ese gigantesco mercado está siendo abordado muy tímidamente por las empresas de Castilla y León, ya que en 2009 China se situó en el puesto 21 en el ranking de las exportaciones castellanas y leonesas. El pasado año, nuestra comunidad autónoma destinó productos y servicios por valor de 56,48 millones de euros a este país, un 0,60% del total, lejos del 32,42% que acaparó Francia; el 10,67% de Alemania; o el 9,97% de Portugal, que ocuparon los primeros puestos en esta estadística. De momento, ya existe una pequeña avanzadilla de compañías castellanas y leonesas con presencia en China, como Grupo Antolín, Indal y Gestamp. Asimismo, hay otro grupo que vende regularmente, como es el caso de bodegas como Matarromera y Protos, mientras que corporaciones como Arranz Acinas han optado por firmar joint ventures con constructores chinos para abordar proyectos en Latinoamérica y Países del Este. Y en cuanto a las pymes -Grupo Tejedor Pérez, Roygamol, Jamón Salamanca y Persianas Alazán son algunos ejemplos-, se están empezando a abrir camino.
Por ejemplo, Persianas Alazán es una empresa constituida en 1981 y con sede en Dueñas (Palencia), que se dedica a la fabricación y distribución de persianas de aluminio y pvc. En 2007, decidió iniciar su andadura en China, que definen como un mercado emergente con grandes posibilidades. “El Gobierno chino está muy sensibilizado en temas de ahorro energético y tras un profundo estudio de mercado, nos dimos cuenta de que el mundo de la persiana tendría una repercusión enorme en el país, que por otra parte está necesitado de productos y tecnología europea”, señala Jordi Merlos, de la firma palentina.
La primera opción de penetración fue a través de una joint venture con un socio local. La empresa castellana y leonesa aportaba productos y tecnologías y la china el mercado y la cartera de clientes. Tras una separación amistosa un año después de su constitución, Persianas Alazán constituyó una empresa 100% china, donde también trabaja a través de una serie de distribuidores que le permiten abastecer gran parte del vasto territorio del gigante asiático. “Sin duda alguna, la experiencia ha sido muy positiva, nos ha permitido ampliar nuestro ámbito de negocio y convertir este país en punto de partida para acceder a otros mercados asiáticos. Está claro que la internacionalización de la empresa es lo que nos permitirá poder seguir creciendo y ser competitivos”, explica Merlos.
Castilla y León Económica
