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La Bodega de Valduerna apuesta por el concepto ‘slow life’ para su proyecto de turismo rural en León

Con la remodelación de un edificio del siglo XIX, esta iniciativa aboga por la geotermia y el respeto por el entorno
Juan Luis Riesco Marcos y Sandrine Marie-Anne Corjet, promotores del proyecto.
Juan Luis Riesco Marcos y Sandrine Marie-Anne Corjet, promotores de Bodega de Valduerna.

Detrás de la Bodega de Valduerna se esconde el sueño de sus promotores por emprender un negocio de turismo rural en la provincia leonesa, lugar de origen de uno de ellos. “En otoño de 2018 fue cuando decidimos hacer realidad el éxodo urbano de Barcelona. Pensamos en la idea de montar un concepto de casa rural muy particular con servicios y actividades. Viajamos hasta la zona para visitar algunas propuestas de venta que habíamos encontrado por Internet. 4 meses después, éramos propietarios de una finca en Destriana (León) en la que estamos llevando a cabo nuestro proyecto familiar”, explica Sandrine Marie-Anne Corjet, que impulsa esta idea junto a su socio y marido Juan Luis Riesco Marcos.

Con una inversión cercana a los 200.000 euros, la Bodega de la Valduerna sigue un concepto slow life, “es decir, vivir con calma sin ninguna prisa. Optamos por esta idea porque sabemos muy bien lo que es vivir en una gran ciudad que no duerme nunca y necesitar descansar en un rincón lleno de naturaleza y de paz, sin agobios, aunque sea sólo por el tiempo de vacaciones para recargar pilas. Queremos ofrecer al cliente, tanto nacional como extranjero, la oportunidad de disfrutar de esta tierra mágica que es Castilla y León y vivir una experiencia única”.

En la actualidad, están inmersos en la restauración del inmueble para que vuelva a ser la casona de arrieros que fue en 1820, con fachada de piedra y ventanas de antaño. “El reto es convertirlo en un auténtico hogar que mantendremos suspendido en el tiempo y que será la casa de campo de nuestros huéspedes. En Francia, mi país natal, hay muchísimas casas de huéspedes (maisons d´hôtes), así que no somos un hotel aunque estaremos en esta categoría de acuerdo con la normativa regional, ni una casa rural tradicional con restaurante. Somos un lugar donde venir en familia, con amigos, a celebrar, a descansar, a parar las agujas del reloj y el frenesí de la ciudad”, indica.

Medio ambiente

En la remodelación del edificio han tenido en cuenta el medio ambiente. Así, el pajar que se ubica en el jardín se transformará en una suite modular a la que prevén equipar con un pozo canadiense, un sistema de climatización geotérmica de bajo coste, sostenible y natural. En esta línea, están incorporando también a la decoración muebles de madera reciclada y obsequiarán a sus clientes con bolsas ecológicas “para que puedan hacer sus compras en la comarca”.

Su horizonte es 2021, cuando está previsto poner en marcha esta iniciativa, que acepta animales durante la estancia y con la que estiman alcanzar una facturación anual de cerca de 60.000 euros. 

Más información en el número de noviembre de la revista Castilla y León Económica

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