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Galván Lobo toma medidas para minimizar en sus clínicas dentales los riesgos por el coronavirus

Actualiza en sus instalaciones los protocolos de salud ambiental, desinfección y esterilización para proteger a sus empleados y clientes
Las clínicas de Galván Lobo ha incorporado sistemas de purificación.
Las clínicas de Galván Lobo ha incorporado sistemas de purificación y desinfección del aire en las zonas comunes mediante filtros y sistemas de fotocatálisis.

En estos tiempos de incertidumbre debido a la crisis provocada por el Covid-19, tomar medidas para paliar los efectos económicos se torna esencial para la supervivencia de las empresas. Y ningún sector ha logrado desmarcarse. En esta tesitura se encuentra la compañía Galván Lobo, una firma con sede en Valladolid formada íntegramente por profesionales de la salud dedicada a la odontología y la cirugía oral y maxilofacial.

Según indican los doctores Guillermo Galván y Pilar Lobo, propietarios y directores de la empresa, tuvieron que replegar la compañía “al mínimo”, ya que ante la imposibilidad de conseguir EPIs, “solicitamos un ERTE”. Aún así, “hemos seguido ofreciendo atención a todos los que nos han llamado a nuestro número de teléfono de urgencias, ya fueran o no pacientes previamente. No hay que olvidar que el origen de nuestra empresa es vocacional“.

En este sentido, Lobo asegura que durante este período de tiempo “hemos realizado un análisis de nuestra situación, evaluando los diferentes escenarios posibles tratando de fortalecernos y crear estrategias que nos permitan evitar o minimizar riesgos”.

De esta forma, han realizado una serie de cambios importantes en la gestión de pedidos y almacenaje y en el ritmo de trabajo “que nos permita adaptar nuestros ya existentes protocolos de desinfección y esterilización a los ahora más exigentes y específicos contra el Covid-19, manteniendo y mejorando nuestra calidad asistencial y nuestra forma de trabajar“, afirma.

Mejoras

Desde sus inicios hace 27 años, Galván Lobo ha instaurado y actualizado en sus clínicas protocolos de salud ambiental, desinfección y esterilización, higiene y protección, tanto del personal como de los pacientes, por eso en estos momentos “acometemos esos cambios como una mejora más de nuestra forma de trabajar y de nuestras instalaciones”, explica Galván. Así, han incorporado sistemas de purificación y desinfección del aire en las zonas comunes mediante filtros y sistemas de fotocatálisis y han cambiado la disposición de sillas y mesas “para que los pacientes estén a gusto y manteniendo la distancia social”.

En cuanto a la desinfección de las áreas clínicas, cuentan con máquinas de nebulización con productos específicos contra el Covid-19 a base de peróxido de hidrógeno y plata, y agua ozonizada. “Y, evidentemente, nos hemos dotado de equipos de protección individual, como son los monos y batas impermeables, mascarillas FFP2/FN95, pantallas de protección facial, protección ocular, entre otras”, aclaran.

A pesar de las medidas, Galván asegura que es “difícil valorar el impacto que puede causar esta enfermedad, pero por ahora los números son demoledores. La facturación en marzo, abril y mayo no ha existido”. Por ello, han realizado inversiones “para adecuarnos a las exigencias sanitarias del Consejo General de Odontólogos y hemos solicitado ayudas de financiación avalada por el ICO con el fin de contar con liquidez y solvencia durante los próximos meses”, apunta Lobo.

Base científica

Respecto al futuro, Galván cree que habrá “un antes y un después de la primavera de 2020”. Según su opinión, el Covid-19 “nos ha mostrado muchas debilidades y ciertas fortalezas. Como profesionales de la salud no nos cambia mucho, ya que ya nos protegíamos y protegíamos a nuestros pacientes y equipo humano. Siempre hemos tenido mucho cuidado con las transmisiones cruzadas de enfermedades. La infección por coronavirus es una más de las muchas que existen, tiene sus características, sus riesgos, su forma de transmitirse y actuaremos igual que actuamos hace 30 años con el VIH y la hepatitis, estudiando, formándonos para, con una base científica, establecer medidas preventivas que nos permitan trabajar en un entorno seguro para nuestros pacientes y para nosotros”.

Más información en el número de junio de Castilla y León Económica

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