Juan Carlos de Margarida, presidente del Colegio de Economistas de Valladolid (Ecova), señaló que las previsiones apuntan a que Castilla y León cerrará 2019 con un crecimiento del PIB del 1,9% -una décima menos que estimación de hace 3 meses-; y que este cifra será del 1,7% en 2020, por debajo del 1,8% avanzado en el trimestre anterior.
“Es necesario fomentar la inversión empresarial para que haya creación de empleo de calidad, de forma que los ciudadanos mantengan el consumo, porque el PIB depende ya totalmente de la creación de puestos de trabajo”, apuntó De Margarida este martes en la presentación de los datos del Observatorio Económico de Castilla y León, elaborado por Ecova y correspondiente al tercer trimestre de 2019.
Recesión
En su exposición, el presidente de Ecova destacó que la economía regional mantuvo en el tercer trimestre de 2019 la “desaceleración constante” que se registra desde 2017 y avanzó la previsión de que esta situación “toque fondo y mejore de manera lenta e inestable en 2020”, por lo que, según los datos actuales, “la recesión no es probable en 2020”.
Asimismo, De Margarida animó a las administraciones a “contener el gasto público y reducir el endeudamiento, evitando gastos sociales de carácter electoralista, y avanzar hacia la armonización fiscal para mantener la inversión y el consumo de empresas y hogares”.
Para el presidente de los economistas de Valladolid, el mercado de trabajo es uno de los escenarios clave para evitar la recesión económica, por lo que insistió en que es necesario tener en cuenta el “empleo de calidad que proporcione poder adquisitivo para mantener el consumo”.
Recomendaciones
Al respecto, recomendó a los dirigentes políticos de Castilla y León acometer reformas estructurales en aspectos como la formación, política fiscal y la fijación de población; sin olvidar el abaratamiento de los costes energéticos de las empresas, fomentar la logística y el transporte para favorecer las exportaciones e incentivar la innovación de las pymes para que puedan aumentar de tamaño e incrementar su competitividad.
Para De Margarida es preciso “gestionar la crisis de confianza” para avanzar hacia “la certidumbre política, económica, empresarial y de los ciudadanos”, que se traducirá en una mejora de la economía.
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