Su llegada a la Presidencia de la cooperativa Acor el pasado mes de marzo fue convulsa, supuso un giro brusco en el timón de la sociedad y la transición ha sido dura, como él mismo reconoce, pero Justino Medrano señala que el socio “pedía un cambio, había malestar entre la gente, así que decidimos presentar esta candidatura, aunque veíamos difícil que saliera adelante estando integrada por agricultores. Creo en el cambio y voy a intentar no defraudar al socio”.
Después de varios meses en el cargo, el principal ejecutivo de la cooperativa con sede en Valladolid es optimista. “La tesorería está estabilizada, tenemos 4.000 hectáreas más de remolacha para la presente campaña y nuestras estimaciones apuntan a la obtención de un beneficio superior a los 7 millones de euros de cara al próximo ejercicio”, asegura. El camino no está exento de dificultades: renovación del Consejo Rector en su totalidad, reajuste de plantilla, eliminación de cargos y drástica reducción de sueldos, empezando por el presidente, que anunció como primera medida tras su nombramiento que su salario se rebajaría en un 60% respecto a los emolumentos que percibía su predecesor.
“Desconocíamos los números. Se barajaban cifras, pero el socio no sabía cuánto ganaba el presidente ni su equipo. Si te planteas un reajuste de la plantilla y vas a acometer políticas de austeridad, hay que empezar por arriba y dar ejemplo, y el presidente el primero. Estábamos en una situación económica inasumible con las últimas pérdidas y la cooperativa pidió un esfuerzo a los trabajadores para que creyeran en el proyecto. Después de 7 cierres de fábricas de remolacha en Europa en los últimos meses, salvar la planta de Olmedo (Valladolid) era clave”, apunta.
Medrano asegura que el ritmo de trabajo es normal tras la reestructuración, “si bien hasta final de año queda mucha labor por hacer” y lamenta que han recibido “muy poca información de la Junta Directiva saliente. Ahora empiezan a salir datos que tenemos que evaluar. De hecho, se encargará una auditoría de gestión negocio por negocio. Estamos recabando datos para analizar y tomar medidas”, sostiene.
Más hectáreas de remolacha
El presidente de Acor analiza la situación actual de la cooperativa: “A día de hoy la vemos bastante bien. Lo importante era estabilizar la situación y la empresa está salvada. Además, España es deficitaria, nos falta azúcar y en ese sentido estamos bien situados. Como el compromiso de nuestra cooperativa era mantener los 42 euros por tonelada y Azucarera redujo el pasado año en 6 euros por tonelada el precio que paga, muchos agricultores se están viniendo a Acor. Este año tenemos 4.000 hectáreas más de remolacha y vamos a ir a una campaña muy larga, a pleno rendimiento, con unas cifras bastante buenas, porque con una campaña prolongada ajustamos mucho más los costes. Acor va ir bien, tiene patrimonio, tiene posibilidades y mucho recorrido. Va a crecer, a diversificarse y va a generar riqueza. Es una cooperativa con 57 años de historia, que se ha levantado con mucho esfuerzo y no podemos defraudar al socio, que es lo mejor que tenemos. Debemos mantener el liderazgo en el ámbito de la transformación agroalimentaria cooperativista en Castilla y León”.
La cooperativa vallisoletana facturó el pasado ejercicio 258 millones de euros y registró unas pérdidas de 3,5 millones. Posee 4.400 socios y en campaña supera los 500 trabajadores. Entre sus últimas inversiones, en el período 2018-19 entró en funcionamiento un tercer silo en la azucarera de Olmedo (Valladolid) con capacidad para almacenar 70.000 toneladas de azúcar. Con esta inversión Acor tiene capacidad para reservar hasta 200.000 toneladas de producto. Durante los últimos 12 años la cooperativa ha destinado más de 70 millones de euros a las mejoras y optimización de su proceso productivo en la azucarera.
Medrano apunta que el Consejo Rector de Acor ha aprobado una nueva estructura organizativa, que incluye 2 vicepresidencias con el objetivo de supervisar el cumplimiento de los objetivos económicos y estratégicos de la cooperativa y defender los intereses de todos los socios. Dentro de esta reordenación, el papel más relevante lo tendrá la denominada Comisión Permanente formada por los 2 vicepresidentes y presidida por Justino Medrano, al que asesorarán sobre la marcha del negocio y la toma de las decisiones estratégicas. El Consejo Rector también ha aprobado la incorporación de un controller. El nuevo organigrama mantendrá la figura de un único director general, en labores de gestión y coordinación de todas las áreas de la cooperativa, contando para esta tarea con la colaboración de los responsables de cada una de ellas. “Mi predecesor era muy presidencialista, tomaba todas las decisiones. En una cooperativa, si no cuentas con el socio ni con el equipo de dirección, algo falla”, afirma.
Retos
El presidente de Acor detalla que el primer reto del nuevo equipo directivo es “culminar el ajuste en el que estamos inmersos, después de hacer un análisis riguroso de la situación, porque sin él no podremos tomar medidas. Queremos diseñar un plan estratégico y contar con los socios, saber su opinión. Hay que definir hacia donde queremos ir y cómo. Nuestra idea es ampliar cultivos a partir del próximo año. Tenemos que seguir apostando por el sector agroalimentario, que entendemos que es donde está el futuro. También queremos abrir la cooperativa, que entendemos que ha estado muy cerrada al exterior. Buscamos líneas de negocio complementarias, colaborar con otras cooperativas y realizar intercambios”. Y añade: “Porque al final se trata de potenciar la actividad del socio, que tenga retornos y obtenga más beneficios. Cuanto más diversifiques, mejor”.
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