En una ciudad muchas veces invadida y otras tantas destruida, en Budapest acabó imperando el estilo arquitectónico neo recreado a lo largo de los siglos XIX y XX como neorománico, neogótico, neobarroco y neoclásico. En su cocina también se perciben ya las nuevas tendencias gastronómicas, que modernizan a través de la depuración y otras veces mediante el mestizaje un recetario tradicional de sabores excesivamente fuertes y heredero de una despensa sin mucha variedad.
Sin perder la esencia de la coquinaria húngara, el Costes Downtown permite saborear 3 menús degustación con o sin maridaje de vino, pero también la posibilidad de comer a la carta. El menú corto comienza con una de sus especialidades como es el Foie acompañado de verduras fermentadas, de untuosa textura y agradable contraste; continúa con una delicada Sopa de cebolla al estilo vichyssoise; para terminar con sabrosa Carne de vaca a la plancha con verduritas baby, donde sobresale la crema de berenjena de intenso sabor y aderezada con picante.
Para terminar, a elegir entre minitabla de quesos y postre dulce, un versión muy sugerente y golosa de la piña colada. A destacar el pan y la mantequilla de aperitivo. El espacio sobresale por su jardín vertical en el techo en un espacio diáfano y funcional de estilo nórdico.
Servicio profesional. Otras opciones gastronómicas recomendables son Aszù Etterem, de cocina húngara tradicional, en donde llama la atención la actuación de un trío de música en vivo, formado por contrabajo, violín y un extraño xilófono; y el Mak Bistró Budapest, ambos muy próximos al Puente de las Cadenas. Si le apetece probar en un italiano, cuya cocina tiene bastante tirón en la capital del Danubio, es muy apetecible la Trattoría Toscana situada siguiendo la ribera del río hacia el Mercado Central. La pasta con marisco, memorable, y el tiramisú, delicioso. El servicio rápido y eficaz.