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De los Mozos, de aprendiz a la cúpula directiva mundial de Renault

José Vicente se convierte en el ejecutivo español con más poder en la automoción como director de Fabricación y Logística y miembro del Comité Ejecutivo de la multinacional
José Vicente de los Mozos, director de Fabricación y Logística del Grupo Renault
José Vicente de los Mozos, director de Fabricación y Logística del Grupo Renault.

“Tenéis una hora para las fotos y la entrevista”, nos advierten en el Departamento de Comunicación. La cita es a las 10,00 horas, pero se retrasa porque está atendiendo una videoconferencia internacional. A los cinco minutos me hacen pasar al despacho en Madrid de José Vicente de los Mozos, director de Fabricación y Logística del Grupo Renault, presidente de la filial española de la marca del rombo y miembro del comité ejecutivo de la compañía, integrado por sólo doce personas que deciden la estrategia de la empresa en todo el mundo. Es decir, el ejecutivo español con mayor poder en la automoción. 

Su tiempo está medido milimétricamente, y no es una pose. “Hoy andamos más tranquilos al ser Semana Santa”, me dice un colaborador de José Vicente, pero él no lo aparenta. Responde de forma contundente y directa a las preguntas, no le sobra el tiempo para divagaciones. Pasa una hora y, con una sonrisa, se marcha rápido a otra reunión. Y eso que dicen que está más distendidos. ¿Cómo será una jornada normal? Pues José Vicente nos lo explica: “De lunes a viernes, trabajo de 7,30 a 20,00 horas en la sede central de la empresa en París y algunos días también tengo cenas de trabajo”, apunta. ¿Y no viaja? “Pues sí, y mucho. Sólo en 2015 visité 30 fábricas en el mundo porque me gusta estar sobre el terreno, las cosas hay que sentirlas, tocarlas”, declara este ejecutivo que sospecha de las presentaciones en Powerpoint “porque lo aguantan todo. Yo prefiero recorrer las factorías, porque así cuando llega un problema tomo decisiones según lo que he visto, no sobre lo que me han contado”. Aplicar ese modelo de gestión en una multinacional con implantación industrial en 36 países implica un gran esfuerzo y desgaste, pero José Vicente asume ese sacrificio “porque me gusta mi labor”, y añade: “eres respetado por tus colegas por el nivel de conocimiento que tienes”.

Enseñanza de los japoneses

Quienes le conocen bien dicen de él que parece que tiene un escáner en el cerebro a la hora de observar las cadenas de montaje. “Eso me lo enseñaron los japoneses, con ellos aprendí que las cosas hay que verlas in situ”, explica José Vicente, quien estuvo en el País del Sol Naciente en 2002 durante seis meses, enviado por Carlos Ghosn, presidente de la multinacional, para mejorar su formación tras la alianza entre Renault y Nissan sellada en 1999. Fue el primer occidental en pasar por esa experiencia en Tokio.

Si hay algún ejecutivo que conoce la marca del rombo desde abajo, ése es José Vicente, quien con 16 años entró como aprendiz en la entonces denominada FASA-Renault en Valladolid. “Yo me considero un fasero de toda la vida”, precisa. Su historia es un ejemplo de cómo alguien de origen humilde puede alcanzar la cúpula directiva de una multinacional. Aunque se considera vallisoletano por los cuatro costados, José Vicente nació un 15 de octubre de 1962 a miles de kilómetros de las tierras castellanas, en la efervescente Sao Paulo (Brasil). “Mi padre, como tantos españoles de la época, tuvo que emigrar a Sudamérica. Él era matricero y le ofrecieron un empleo en una factoría de General Motors, allí implantada como Willis”. Tras cuatro años en el país carioca, su progenitor, nacido en Palencia, decide aceptar una oferta laboral en Valladolid en el taller de matricería de Renault, que había elegido la capital del Pisuerga en 1951 para fabricar coches para toda España.

Cuando en 1978 José Vicente se incorpora como aprendiz en la empresa automovilística, nadie podía sospechar que ese jovenzuelo de más de dos metros de altura sería el ejecutivo español que más lejos ha llegado en la corporación francesa. “Nos presentamos 952 chicos para 30 plazas y tuvimos que pasar tres exámenes, yo terminé el sexto”, rememora José Vicente, quien a partir de esa fecha tuvo que compaginar su trabajo con los estudios. “Trabajaba de 8,00 a 15,00 horas y luego iba al instituto. Además también tuve que matricularme en Formación Profesional de Metal porque me lo exigía la empresa”, indica.

Esfuerzo para progresar

Tras el primer curso de Ingeniería Industrial en Valladolid, decide hacer la carrera de Ingeniería Aeronáutica en Madrid. “Fue una decisión acertada porque me puso en contacto con otro entorno social y en otra ciudad. Yo iba a estudiar, no a pasar el rato, porque para mi familia era un sacrificio que estuviese en el Colegio Mayor”, explica, a la vez que recuerda una de las máximas de su padre: “a base de esfuerzo, la gente progresa”. También le enseñó que “hay que ir con la cabeza siempre alta y no tener miedo a equivocarse”. Desde luego, José Vicente sacó provecho de esos consejos.

En 1987 regresa a Renault y a partir de ahí protagoniza una meteórica carrera en la marca del rombo y Nissan, salvo un pequeño paréntesis entre 2008 y 2009 en Ficosa, industria auxiliar de la automoción con sede en Cataluña. “Me marché a esaempresa familiar porque en Renault no me ofrecían un puesto atractivo. Aquella experiencia en Ficosa me sirvió mucho para aprender de las crisis financieras”, apunta. En octubre de 2009 la marca del rombo le reclama como director de Fabricación de Vehículos del grupo a nivel mundial y en marzo de 2013 es nombrado director de Fabricación y Logística de Europa, responsabilidad que compagina desde enero de 2012 con la de presidente director general de Renault España. “Eso como postre”, matiza con sorna. En septiembre de 2013 sigue escalando en la cúpula de la marca del rombo al ser designado director de Fabricaciones y Logística de la multinacional y miembro de su Comité Ejecutivo, constituido por el presidente Carlos Ghosn y otros once directivos de su máxima confianza procedentes de varios países. Este sanedrín automovilístico se reúne una vez al mes en París para marcar las pautas de la corporación en todo el mundo.

Se define como muy trabajador -no puede ser de otra forma para aguantar su frenética agenda-, directo y abierto: “escucho a todos los trabajadores, para mí todas las personas son iguales”. Su modelo de gestión se basa en la máxima disciplina -algo que tiene en común con la admirada cultura japonesa-, y en estar siempre enfocado a obtener resultados. En la actualidad, afronta varios retos desde sus distintos puestos directivos: como miembro del Comité Ejecutivo del Grupo Renault aspira a alcanzar una rentabilidad del 5% y convertir las fábricas en una referencia del del sector automovilístico a nivel mundial;  y como presidente de Renault España tiene el objetivo de que las factorías españolas sigan siendo líderes en productividad y seguir formando talento para dejar organizada la transición de la siguiente generación de directivos que llevará las riendas de la empresa en nuestro país.

Reconoce, con orgullo porque nadie le ha regalado nada, que su principal éxito es haber sido el primer español en pertenecer al Comité Ejecutivo del Grupo Renault tras 65 años de historia de la marca del rombo en España. Gracias a esa carrera profesional internacional, “he aprendido de mis jefes franceses, ingleses, japoneses, alemanes y españoles”.

Fracasos

No obstante, también admite que en su camino “he tenido varios fracasos, como no puede ser de otra manera porque la vida está llena de claroscuros. Cuando no cumplo un objetivo, en vez de lamentarme, intento rápidamente saber en qué he fallado para superarme”. Por eso, ha conseguido llegar a la cúpula directiva de una multinacional que vende más de 2,8 millones de coches al año en todo el mundo. “Sólo intento hacer las cosas igual que cuando empecé”, matiza con cierta humildad.

Si Renault es una parte crucial en la historia de Castilla y León por su influencia en la industrialización de una región que hasta su implantación era eminentemente agrícola, la biografía de José Vicente también pasará a los anales como un ejemplo de cómo un joven aprendiz de orígenes humildes puede alcanzar la máxima responsabilidad en una multinacional dentro de un sector altamente competitivo.

Dormir en las fábricas

Su verbo conciso y sus frases cortas demuestran que José Vicente de los Mozos, director de Fabricación y Logística del Grupo Renault, es un hombre directo, con un carácter muy castellano: al pan, pan, y al vino, vino. Y es consecuente con sus mensajes: “en los conflictos laborales en algunas fábricas de España o de Turquía me he quedado a dormir en las factorías para estar al lado de mis equipos”, resalta, como si fuese un capitán que se queda con los suyos en la trinchera incluso en los peores momentos. 

Hombre de gustos normales, durante los fines de semana en Madrid disfruta de la familia (está casado y tiene cuatro hijos), los amigos, los paseos y, si se acerca a Valladolid donde sigue viviendo su madre -su padre falleció el pasado año-, del lechazo asado y el Ribera del Duero. “Bastante complicada tengo mi jornada laboral, por eso me gustan las cosas sencillas”, apostilla este sobrio ejecutivo. 

Más información en el número de mayo de Castilla y León Económica

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