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EE UU adelanta a la UE en su apuesta por la reindustrialización

Por: Carlos Martín Tobalina
Ecosistema industrial de EE UU.
EE UU no ha reparado en medios a la hora de fortalecer un olvidado diseño de su ecosistema industrial proclive a la industrialización.

Durante muchos años, EE UU ha sido el epicentro mundial del desarrollo industrial. Al perfil de un sistema económico que premiaba la especialización productiva, la competitividad y un ecosistema por defecto devoto de corrientes liberales, y por tanto abierto a retos y oportunidades del mercado, se unía un entorno muy proclive a la financiación del desarrollo tecnológico y su inmediata aplicación en los sectores industriales.

Sin embargo, esa cultura industrial se fue lastrando una década atrás por una tendencia de una supuesta búsqueda de eficiencia en la cadena de valor de las industrias norteamericanas que empieza a demostrase errónea, industrias que creyeron descubrir el secreto para optimizar sus márgenes en un planteamiento que propiciaba la instalación de sus plantas industriales en mercados orientales cuyas economías están basadas en la fuerza del capital humano y su bajo coste.

Tal planteamiento, al cual tampoco hemos sido ajenos en el otro lado del Atlántico, viene siendo puesto en duda cada vez más en las instituciones del Gobierno estadounidense.

La alarma que generó en el país el hecho de la nacionalización en el año 2009 de una de sus industrias automotrices emblema para evitar su cierre y la pérdida de millones de puestos de trabajo ligados a esa actividad, potenció la corriente de pensamiento que abogaba por poner coto a años de gestión pública al margen de la industria.

Revertir el proceso

EE UU tomó una decisión firme de dar un nuevo rumbo a tal política industrial instaurada desde hace 10 años, urgiendo en la necesidad de revertir este proceso de relocalización de su producción en terceros países. Para ello, no ha reparado en medios a la hora de fortalecer un olvidado diseño de su ecosistema industrial proclive a la industrialización.

EE UU es un país rico en recursos y oportunidades, lo que favorece la creación de un ecosistema industrial presidido por variables fundamentales para el rápido crecimiento de una apuesta industrial de éxito: un sistema laboral flexible, un país con enormes recursos endógenos susceptibles de ser puestos en valor para la industria, un sistema financiero que apuesta por dar crédito y confianza a los proyectos industriales, una política fiscal favorable al emprendimiento, una política monetaria bajo una única autoridad que ejerce sobre su divisa la estrategia correcta para fomentar una balanza comercial adecuada, un entorno proclive al desarrollo de tecnología y una política energética que favorece la consideración de las fuentes energéticas como un recurso para favorecer la competitividad industrial.

Sectores

La política industrial estadounidense tomó la determinación de apoyar la reindustrialización de su territorio en 7 sectores fundamentales: la automoción, la electrónica, la metalurgia y sus derivados, los bienes de equipo, caucho y plásticos, equipamiento eléctrico y mueble y madera.

La apuesta por estos sectores dentro de un entorno o ecosistema muy amable para la iniciativa industrial ha propiciado la reactivación de la realidad industrial de un país con un gran mercado interno y con capacidades de internacionalizar sus industrias.

Existe igualmente un convencimiento en aquel país de que la decidida y real apuesta por la competitividad de su industria va a ir propiciando un progresivo acercamiento del cuadro de rentabilidad que toda multinacional tiene en cuenta a la hora de decidir la localización de un proyecto.

Costes laborales

Los costes laborales en países orientales (fundamentalmente China) van a seguir creciendo a un elevado ritmo, proceso lógico en una economía en expansión, factor éste que unido la inflación de estas economías orientales y la apreciación de su moneda, junto con la cada vez mayor productividad de la industria estadounidense, provoca un proceso de  repatriación de las inversiones en capacidades industriales dentro de EE UU.

La economía estadounidense, que se había alejado durante la última década de su propia industria, lo que propició desde el año 2005-2006 un profundo desequilibrio en su balanza comercial, un paro inusual para aquella economía y una reducción en la inversión en tecnología e innovación alarmante, reacciona provocando un entorno que propicia la reindustrialización de su territorio y genera empleo directo e indirecto.

Este proceso de repatriación de capacidades industriales no está siendo agresivo ya que siguen existiendo sectores industriales (muchos) donde la clave del coste laboral sobre el coste total de la producción provoca la deslocalización hacia terceros mercados en desarrollo.

UE

¿Y la UE? En Europa también se ha venido dando un proceso de deslocalización, aunque no con la fuerza de la economía norteamericana. Evidentemente no son dos modelos equiparables. Por un lado, la UE aboga por la reindustrialización de su economía y fija el umbral del peso industrial de nuestra industria en un 20% del PIB estructurando para ello una serie de estrategias correctas basadas en la especialización productiva y una política de apoyos a estos sectores y tecnologías.

Sin embargo, el modelo europeo no tiene la agilidad en la ejecución de las políticas industriales, ni la capacidad de consensuar decisiones sobre los factores del ecosistema industrial (política energética, fiscal, monetaria, tecnológica, …) necesarios para la promoción industrial que presenta EE UU.

El proceso es bastante más lento, más difícil de acordar en la UE, sin armonía ni velocidad en la ejecución, lo que supone una barrera real para el pretendido proceso de recuperación industrial en la UE. La promoción industrial no puede basarse únicamente en la dotación de ayudas para la implantación de empresas o la financiación de su equipamiento, ésa es una variable de las muchas que componen el mapa del ecosistema industrial.

Mientras seguimos invirtiendo tiempo en consensuar políticas industriales, las industrias toman decisiones de futuras inversiones en función del mercado y el mercado se adapta no sólo a las expectativas sino fundamentalmente a la realidad de su entorno.

Lo cierto es que en la capacidad por llevar a efecto rápidamente una estrategia de reindustrialización de la economía de la UE, viene gran parte de la clave de la recuperación económica de todo el marco comunitario. Otros ya nos han tomado delantera.

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