En 2011, y tras varios años de estudio de construcciones en otros países europeos como Francia, Austria, Italia y Alemania, Medgón decidió aplicar el estándar passivhaus de eficiencia energética, “el más exigente del mundo en nuestro ámbito” para llevar a cabo edificios sostenibles. No en vano, la primera vivienda de este tipo la levantó un año después, “cuando apenas había ejemplos en España”, explica Estíbaliz González, fundadora en 2005 junto a Javier Medina de esta empresa con sede Carrión de los Condes (Palencia), quien añade: “nuestro objetivo es que las personas que habitan los inmuebles que construimos vivan mejor gastando menos energía. Cuidamos su salud gracias a los materiales con los que están fabricados y por la calidad del aire que se respira en ellas”.
La compañía, que recientemente se ha incorporado a la Asociación Empresa Familiar de Castilla y León (EFCL), se ha especializado también en construcción industrial con este sistema, donde ha realizado proyectos de importancia como el pabellón oncológico para el Hospital de Aranda de Duero (Burgos), el edificio Espacio Futura de Burgos para la multinacional Veka Ibérica y el Hotel Casa Sueño, en (Asturias), entre otros. A estos se suma un colegio en Madrid, una promoción de 29 viviendas y un área divulgativa sobre apicultura.
“Contamos con un departamento técnico especializado integrado por ingenieros de distintas ramas y, a pesar de ser un negocio familiar pequeño, hemos implantado un plan de igualdad con nuestros empleados y formamos parte de las empresas que se han adherido al Pacto Mundial por los Objetivos del Desarrollo Sostenible, lo que demuestra la visión de futuro de la compañía”, asegura González, directora general de Medgón, que cerró 2019 con una facturación de 2,95 millones de euros, una cifra que prevé incrementar en el presente ejercicio alrededor del 28% hasta alcanzar los 3,8 millones.
Optimización de recursos
Con una plantilla de casi una treintena de trabajadores, la firma palentina ha encontrado en la aplicación del passivhaus una serie de ventajas como son la optimización de recursos, tanto de materiales como humanos, “lo que permite controlar mejor los costes de producción”; más seguridad para los empleados; reducción de los tiempos de ejecución en obra y plazos de entrega respecto a la construcción tradicional; mayor control de la calidad en todas las etapas; y disminución de los residuos generados y de la contaminación acústica.
Más información en el número de marzo de Castilla y León Económica
