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L’Oréal consolida su planta de Burgos como la única del mundo especializada en cosmética profesional capilar

La empresa invierte 50 millones en 5 años para perfeccionar sus procesos y garantizar la calidad de la factoría burgalesa
Benoît Mocquant, director de la planta burgalesa de L’Oréal.
Benoît Mocquant, director de la planta burgalesa de L’Oréal.

Benoît Mocquant, director de la planta burgalesa de L’Oréal, se refiere a estas instalaciones como el Campus Burgos, que incluye una fábrica de productos capilares destinados a profesionales con una superficie de 50.000 metros cuadrados con 2 unidades de producción para coloración y champús; y un almacén de 86.000 metros cuadrados que abastece a 52 países y que además de la fabricación propia, comercializa en Europa los productos capilares de las plantas americanas del grupo.

2019 se presenta como un año de consolidación de la diversificación iniciada en 2015 con el objetivo de atraer producción de otras plantas del grupo y convertirse en la única totalmente especializada en productos capilares profesionales de la multinacional. De esta forma, la fábrica de Burgos colabora en los buenos resultados de la filial en España, que cuenta con más de 2.500 empleados y 36 marcas comercializadas en cuatro divisiones, lo que la convierte en líder del sector.

Expertos en productos capilares

Mocquant subraya que la planta burgalesa es la responsable del 40% de los productos capilares profesionales de la multinacional en el mundo y fabrica la totalidad de las referencias que L’Oréal comercializa bajo las marcas premium Kérastase y Shu Uemura. “Son productos fabricados en exclusiva en Burgos para todo el mundo”, comenta el ejecutivo, que subraya: “queremos convertirnos en los principales expertos de la fabricación de productos capilares de todo el grupo. De hecho, hemos logrado estar entre los 5 primeros puestos de los ranking internos de excelencia industrial”. Entre las marcas fabricadas en Burgos se encuentran también L’Oréal Professionnel, Matrix, Redken, House 99, Vichy y La Roche Posay.

Otro factor fundamental para entender el día a día del Campus Burgos de L’Oréal es la gestión de la complejidad, sobre todo si se tiene en cuenta que de esta planta salen más de 254 millones de unidades al año y que cuenta con un portfolio de más de 4.500 referencias, que equivale a la actividad de una decena de fábricas, con un abanico de 110 formatos que oscila entre los envases de seis mililitros y los de 1,5 litros. “Agilidad y flexibilidad son claves en nuestra actividad. Nos hemos acostumbrado a los cambios, lo que es muy importante en la cultura de los equipos. De hecho, uno de los múltiples talentos de los equipos de Burgos es saber gestionar esta complejidad”, apunta Mocquant.

Política de Excelencia Operacional

En este aspecto, el máximo responsable de la planta burgalesa detalla los principales ejes de su Política de Excelencia Operacional, que tiene como leiv motiv Cuidar y Proteger” y se centra en mejorar la organización para agilizar la producción, modernizar la fábrica con las inversiones necesarias para afrontar el futuro y la evolución de los mercados con garantías y asumir la transformación digital como una “evolución continua que forma parte de nuestras actividades diarias”.

El proceso de modernización de la planta, que tiene sus orígenes en 1971 para la fabricación de productos de la marca Vichy, también es un proceso continuo que ha supuesto inversiones de más de 50 millones de euros en los últimos 5 años. “Destinamos a mejorar los equipos y procesos todo lo que podemos permitirnos sin penalizar el coste del producto. Estas actuaciones tienen que ayudarnos a ser mejores y adaptarnos a lo que nos piden los clientes”, apunta Mocquant, que pone como ejemplo la introducción hace 3 años de los productos de la división de Cosmética Activa, como Vichy y La Roche Posay, en el catálogo de la planta burgalesa.

“Hablamos de agilizar procesos, no automatizarlos sin más. Es el concepto de un trabajador híbrido, donde la tecnología alivia al empleado de las tareas más pesadas para dedicarse al seguimiento de la agilidad u otras tareas de valor añadido”, detalla el ejecutivo francés al frente de la planta burgalesa, que cuenta con una plantilla superior a los 500 trabajadores y realiza 100 puntos de control de calidad de media a los artículos que salen de la fábrica.

“Tenemos la gran suerte de que nuestros empleados son una referencia mundial de la excelencia industrial 4.0”, añade Mocquant, que apunta: “nuestro objetivo es que los productos sean cada vez mejores. Por eso, más de la mitad del presupuesto se destina a mejoras de calidad, que nos proporcionan al mismo tiempo mayor seguridad y optimiza la experiencia del cliente”, comenta Mocquant, que se refiere también a la implantación de tecnologías como AGV, robots, paletizado automático, digitalización y análisis, sistemas de gestión de la información on time de los procesos productivos y a la integración de la impresión 3D en la fábrica y la diferenciación retardada de los productos, que supone la incorporación de la etiqueta en el último minuto adecuándose a las peticiones de los clientes

Responsabilidad social

El ejecutivo subraya la implicación de la empresa con la ciudad de Burgos y se refiere a las actuaciones que desarrolla en el campo de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) a través del compromiso del grupo denominado Sharing Beauty With All, entre las que menciona como ejemplo la labor que realizan de la mano de diversos centros especiales de empleo. “Aunque llevamos más de 30 años colaborando con estas entidades, hemos dado un paso más para integrar a las personas con capacidades diferentes en la fábrica, de forma que les ponemos cara y realizamos de manera interna algunas de las actividades que hasta entonces se externalizaban a estos centros”, detalla Mocquant, que puntualiza que desde 2016 se han integrado una veintena de personas gracias a esta iniciativa.

Este proyecto es el origen de la Escuela de Excelencia Industrial, a la que han asistido 40 personas en riesgo de exclusión social o con discapacidad para mejorar su preparación con el objetivo de integrarse en la planta o mejorar su empleabilidad para encontrar empleo en otras compañías. Este programa, que cuenta con la participación de 50 voluntarios de la plantilla, ha alcanzado una tasa de inserción laboral del 85%, bien en la propia factoría o en otras compañías burgalesas. “Queremos extender este modelo formativo a otras compañías de la zona con el objetivo de preparar de manera conjunta a nuestros futuros trabajadores”, avanza Mocquant.

Más información en el número de junio de la revista Castilla y León Económica

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