Industrias del Bierzo (IBSA) está presente ya con sus conservas vegetales en una veintena de países. Además de la Unión Europea, la compañía vende sus productos en EE UU, Panamá, República Dominicana, Sudáfrica, Qatar, Dubai, Kuwait, China y Australia. En la actualidad, los mercados internacionales representan el 10% de su facturación, que ascendió en 2017 a 6,5 millones de euros, un 14% más que en el ejercicio anterior.
Con el objetivo de adaptar su fábrica a las normas de calidad y de mejorar sus procesos productivos, la compañía ha invertido en los últimos años más de medio millón de euros en modernizar sus instalaciones, una dinámica en la que continuará próximamente de cara a incorporar nuevas líneas de producción. “Apostamos de manera decidida por la innovación, sin renunciar a la tradición en la elaboración del producto, aportando soluciones saludables de valor añadido tanto en hogar como fuera del mismo”, destaca Jesús Barras, director comercial de IBSA, quien incide en que uno de los objetivos que le diferencia de la competencia es la elaboración de “productos naturales de máxima calidad y garantías, partiendo siempre de materia prima fresca que mejore el bienestar de nuestros consumidores”.
Su principal línea de negocio son las conservas vegetales, que presenta en cuatro categorías, como son pimientos, salsas de tomate, verduras caramelizadas y cremas de verduras. “Asimismo, estamos desarrollando nuevos productos como crema de castañas, salsas de dipeo, como las de queso cheddar, tomate picante y hummus. También contamos con una amplia gama de verduras y legumbres ecológicas, con una versión para la hostelería con los mismos ingredientes y calidad, pero adaptadas para el consumo en gran escala”, señala Barras.
Gestión medioambiental
La firma, que cuenta con las certificaciones IFS y BRC, exige a sus proveedores que la materia prima sea obtenida mediante métodos respetuosos con el entorno. En esta línea, ha creado un sistema de gestión medioambiental que facilita el cumplimiento de las medidas ecológicas y cuya revisión garantiza la mejora continua de los procesos de producción. “En nuestros centros de investigación y desarrollo se estudia el modo de aprovechar mejor los recursos naturales y de reducir el impacto medioambiental”, puntualiza Barras.
Más información en el número de enero de la revista Castilla y León Económica
