Adaptación a las necesidades de los clientes. Ésta es la clave en la que Hijos de Salvador Rodríguez, empresa zamorana que comercializa sus productos bajo la marca Quesos El Pastor, ha cimentado su crecimiento desde su constitución hace medio siglo, lo que le ha permitido pasar de los 20.000 kilos de queso producidos en 1967 a las más de 13.500 toneladas del pasado ejercicio.
“Todos los años invertimos en tecnología, maquinaria e I+D+i para lanzar al mercado nuevos productos y presentaciones”, explica Marco Rodríguez González, director general de esta compañía familiar con sede en Santa Cristina de la Polvorosa (Zamora), que destaca la amplia variedad de referencias de su catálogo.
“Hace 1 década fueron las porciones y los loncheados y, más recientemente, los rulos de queso de cabra, vaca y oveja con distintos sabores, como piña y boletus, entre otros, que supuso una inversión de cerca de diez millones de euros en 2013”, detalla Rodríguez González.
“Somos muy inquietos en cuanto a la innovación y la entendemos como la adaptación de nuestros quesos a las demandas de los consumidores”, explica Rodríguez González, que aclara que en el sector es muy difícil lanzar nuevos productos y que la I+D+i se centra en realizar variaciones sobre los ya existentes, tanto de sabor como de presentaciones, mejorar procesos, aprovechar los subproductos que se generan en esta industria e incorporar a su catálogo quesos típicos de otras zonas.
“Este es el caso de los rulos de queso, un mercado que tradicionalmente estaba en manos de compañías francesas”, apunta el director general de la empresa zamorana, que añade: “el mercado demanda nuevos productos y formatos y también los tradicionales, pero hay una búsqueda constante de nuevos sabores. Tenemos que estar muy atentos para anticiparnos”.
Con una plantilla de 280 personas, Hijos de Salvador Rodríguez facturó 84,5 millones de euros en 2016. “Nuestro plan estratégico contempla crecimientos anuales de entre el 8% y el 10% hasta 2019”, señala el director general de esta compañía que centraliza toda su actividad en sus instalaciones de Santa Cristina de la Polvorosa, una fábrica que cuenta con una capacidad productiva de 24.000 toneladas.
“Realizamos una apuesta firme por la calidad con controles exhaustivos, ya que debemos superar los estándares más elevados, sobre todo de cara a los mercados internacionales, para los que hace años obtuvimos acreditaciones específicas. Esto implica también una labor de formación continua de nuestros recursos humanos para que estén preparados, sepan qué hacen y por qué”, apunta Rodríguez González.
Diversificación
La empresa está inmersa en un importante proceso de diversificación que supone una inversión de 20 millones de euros para el lanzamiento de nuevos productos con mayor valor añadido, “que nos permitan seguir creciendo”. Este proyecto, cuya primera fase se desarrolla en 2017 con una inversión de diez millones de euros, supone la ampliación de la planta y la implantación de nueva tecnología, con el objetivo de que presentar nuevas referencias en 2018.
“El Plan Estratégico 2017-19 incluye también consolidar nuestra presencia en los mercados nacional e internacional. Queremos ser un actor más importante en el sector lácteo español y generar valor y dinamizar una área rural como en la que nos encontramos, donde además de los puestos de trabajo directos, generamos actividad tanto a través de empleos indirectos, como de nuestras relaciones comerciales con los ganaderos”, detalla Rodríguez González, miembro de la segunda generación de esta empresa familiar en la que están presentes dos de las 3 ramas familiares fundadoras.
Mercados exteriores
“Cada vez es mayor nuestra presencia internacional y el interés que generamos en los clientes extranjeros”, añade el director general de Hijos de Salvador Rodríguez, que detalla que con una trayectoria de 25 años en los mercados internacionales, cerca del 15% de su facturación procede de las exportaciones a 55 países, algunos tan dispares como la India, Nueva Zelanda, Israel y muchos de Latinoamérica. “Nuestro objetivo es que este porcentaje llegue al 30% en los próximos dos o tres años”, señala el directivo, que destaca también la adaptación de las referencias a los gustos de estos países.
Sobre la internacionalización de las empresas agroalimentarias castellanas y leonesas, el director general de Hijos de Salvador Rodríguez comenta: “tenemos una materia prima envidiable, lo que nos ha permitido abrir los mercados internacionales. Ahora la clave está en seguir apostando por la internacionalización, que las empresas aumenten su dimensión, y mantener el apoyo de las instituciones públicas para consolidar estos mercados. Para ello, es fundamental contar con las infraestructuras y el tamaño adecuado”.
Labor social
Hijos de Salvador Rodríguez compra la mayoría de la leche que consume a ganaderos de Castilla y León, sobre todo de vacuno y ovino. No ocurre lo mismo con la leche de cabra, ya que, según Rodríguez González, “la región tiene un déficit de 100 millones de litros de leche de cabra”, un aspecto que se debería solventar, teniendo en cuenta que las principales empresas del sector están en la comunidad autónoma. “Nos ayudaría a ser más competitivos y sería un impulso para el sector ganadero de la región”, resalta Rodríguez González.
La preocupación por el entorno de esta empresa zamorana no se queda sólo en el sector ganadero, sino que su labor social se extiende a otras actividades, entre las que se encuentran su colaboración con la asociación de personas con discapacidad Asprosub, que se encarga de la fabricación de los envases; y los programas de integración social a través del empleo en los que participan. “Estamos muy sensibilizados con esta problemática y creemos que el apoyo a las personas con mayores dificultades es nuestra obligación”, subraya el director general de esta compañía zamorana, que también colabora con el deporte infantil de la zona.
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