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Fundación Caja de Burgos lanza una sociedad de capital riesgo para invertir en empresas de Castilla y León

La entidad destinará 7 millones de euros en 3 años para impulsar el crecimiento de las compañías al entrar en su accionariado
De izquierda a derecha, Ginés Clemente y Rafael Barbero, presidente y director.
De izquierda a derecha, Ginés Clemente y Rafael Barbero, presidente y director general de Fundación Caja de Burgos, respectivamente.

La Fundación Caja de Burgos va a redoblar su apoyo a las empresas de Castilla y León a través de Asocia Inversión, una iniciativa a la que dará un nuevo impulso al dotarla de un presupuesto de 7 millones de euros hasta 2020 con cargo a su patrimonio para efectuar entre 7 y 10 operaciones.

A través de esta herramienta, invertirá con capital en compañías de tamaño mediano de la comunidad autónoma para permitirles obtener fondos para crecer, con una cuantía por expediente aprobado que oscilará entre los 750.000 euros y el millón de euros. “Hay que tener en cuenta que por cada millón al que demos luz verde, la firma puede obtener una financiación en el mercado bancario de 2 o 3 millones más”, indica Rafael Barbero, director general de la entidad, que no descarta que si este programa funciona bien se pueda ampliar el montante total o incluso abrir su actividad a otros inversores que quieran acompañar en una operación.

Uno de los proyectos ya ejecutados a través de este instrumento fue la entrada en el accionariado del burgalés Grupo Julián. “Con la puesta en marcha del nuevo plan estratégico de la Fundación, este campo se ha vuelto a relanzar. De hecho, vamos a fundar una sociedad de capital riesgo que soporte esta actividad”, afirma el ejecutivo, que prevé que esté operativa a partir del próximo mes de septiembre.

Estrategia

Fue precisamente en abril de este año cuando entró en vigor la estrategia por la que se regirá la entidad hasta 2020, ejercicio en el que prevé elevar su presupuesto para iniciativas sociales alrededor de un 15% hasta alcanzar los 16 millones de euros. “Es muy importante en esta nueva etapa que iniciamos crecer y que la sociedad nos reconozca, pues aunque hemos avanzado mucho en esto último, aún nos queda mucho por hacer”, explica Barbero, una opinión que comparte también Ginés Clemente, presidente de la Fundación, que recuerda que es preciso revisar periódicamente las hojas de ruta de las organizaciones “porque son algo vivo que debemos actualizar con los nuevos caminos que vamos descubriendo y que nos permiten alcanzar los objetivos con mayor facilidad”.

Este incremento de la cuantía para inversión social en este trienio tiene su origen principalmente en el aumento estimado de los ingresos por las actividades propias de la entidad y en la gestión de la cartera de tesorería “con criterios de prudencia y rentabilidad”. No en vano, el objetivo es conseguir que el porcentaje de autofinanciación sea del 58%, cuando en 2016 esa cifra se situó en el 37,75%.

Directrices

Las directrices para los próximos 3 ejercicios son fruto del consenso de todos los agentes que han participado en el desarrollo de la estrategia.  “Surgen de un proceso de reflexión durante todo el año pasado y tras cerrar con éxito el plan 2013-16, que llamamos de la consolidación, con el que buscamos consolidar una entidad nueva, con 90 años pero nueva por el cambio sustancial que ha experimentado”, puntualiza Barbero. En concreto, tomaron parte en su concreción el patronato, la dirección y la plantilla de la Fundación; y fuera de la organización se consultó a expertos en los ámbitos en los que actúa y a la sociedad a través de encuestas.

Entre las 6 líneas de trabajo que desarrolla y que contempla este plan estratégico sobresale la más nueva de ellas, que es la vinculada al dinamismo empresarial. No obstante, antes de 2013 esta actuación se llevaba a cabo desde la actividad financiera, sin que la obra social promoviera ninguna iniciativa de este tipo, aunque sí impulsaba programas de sensibilización en la cultura del emprendimiento, sobre todo en el ámbito escolar con un proyecto que en 2016 obtuvo el Premio a la Mejora del Éxito Educativo y con el que llega cada año a más de 2.000 estudiantes de la provincia de Burgos. “Por eso, en el anterior plan decidimos incorporar un eje específico de apoyo al entorno económico y al autoempleo mediante el respaldo al nacimiento y crecimiento de empresas, siempre con un fin social que es la generación de empleo de calidad”, asegura el director general de la citada fundación.

Apoyo a empresas de base innovadora

Así, en los últimos 4 años la entidad ha promovido la constitución de más 50 negocios con base innovadora que han generado la creación de casi un centenar de puestos de trabajo. Destacan los proyectos del sector agroalimentario, como fábricas de cervezas artesanas, productos de quinta gama y una granja de caracoles, entre otros. “El objetivo en esta área de acción no es sólo impulsar las iniciativas que surgen en la provincia, sino apoyar a empresarios de fuera a instalarse aquí”, indica Barbero.

En cuanto al programa de crecimiento, se puso en marcha el año pasado “y estamos empezando ahora a ver los primeros resultados en un campo en el que tenemos mucho recorrido dentro del segmento de las pymes, sobre todo en el caso de las más pequeñas”. Tanto es así, que incide en que con que se consiga que algunas empresas pasen de pequeñas a medianas, el aumento en el empleo “puede ser muy relevante”. A través de esta iniciativa, para la que cuenta con los servicios de una consultora de referencia, aporta personal para desarrollar planes de crecimiento, estudios de mercado o análisis de productos. Hasta la fecha, ha apoyado a dos compañías, a las que previsiblemente se sumarán otras 2 en 2017. “El objetivo es lograr respaldar a 8 firmas cada año”, comenta.

Formación

En materia de formación, la Fundación Caja de Burgos promueve varias actuaciones, entre las que sobresale el plan de desarrollo de habilidades para personas desempleadas organizado en colaboración con la Diputación de Burgos, con más de 380 participantes. Además, coopera con las lanzaderas de empleo de la Fundación Santa María la Real, “que tienen un enfoque similar”. Dirigida a los directivos, ha impulsado también distintos cursos de alta calidad, “que han tenido mucho éxito”.

Elevar la satisfacción de los usuarios que participan en sus actividades, que en la actualidad rozan los 500.000, una cifra que espera incrementar en 31.000 al cierre de 2020, es otro de los propósitos de la entidad para los próximos 3 años. “Queremos mejorar este ámbito hasta llegar a un índice entre el 4,5 y el 4,8 sobre 5, pues a día de hoy estamos en el 4,2”, comenta el director general de la Fundación, que planea llevar a cabo acciones de desarrollo profesional y personal entre sus más de 180 trabajadores. No en vano, Clemente añade que esta organización “tiene muy buenos valores, gran equipo y el objetivo claro de ayudar y ser referente en el impulso de la actividad social y a los nuevos empresarios para hacer sostenibles los puestos de trabajo a largo plazo y crear empleo a corto plazo”.

Más información en el número de julio de la revista Castilla y León Económica.

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