“Nos hemos fijado un crecimiento máximo de un 15% anual. Crecer deprisa es peligroso”. Quién así habla es Daniel Álvarez, responsable de Desarrollo de Negocio y del área Internacional de Vulcanizados Álvarez, una empresa que crece a ritmos de 2 dígitos desde el año 2010 y que se ha visto obligada a mudarse de sus instalaciones de Santovenia de Pisuerga (Valladolid), al Parque Tecnológico de Boecillo (Valladolid), y pasar así de 2.000 metros cuadrados a 6.000 metros cuadrados, además de ubicarse en el epicentro de la innovación vallisoletana. La empresa ha invertido 2,2 millones de euros en este proyecto y comenzará a operar en su nueva fábrica en septiembre.
El traslado supone un triple salto mortal para la compañía, que en el próximo lustro crecerá hasta un 60% “en todo”: facturación, plantilla y producción. La empresa familiar cerró el año 2016 con una cifra de negocio de 3,4 millones de euros y 30 trabajadores, que serán más de 40 cuando inicie su actividad en el Parque Tecnológico de Boecillo. La previsión “real”, según sus responsables, es alcanzar los 5 millones de euros en 2020.
En la actualidad, el 30% de la facturación procede de los mercados exteriores, cifra que también quieren elevar por encima del 50% en 2020, sobre todo en EE UU, Suiza y Alemania, “que son mercados que requieren mucha especialización del producto que les vendes”, matiza el responsable del área Internacional de la empresa.
Piezas especiales
Vulcanizados Álvarez se dedica a la fabricación de piezas técnicas de elastómeros termoestables. Dicho de otro modo, piezas de caucho con requisitos y requerimientos especiales para muchos sectores, desde eléctrico, que es el más representativo, a construcción y agroganadero, pasando por automoción.
Entre sus clientes están Siemens, Endesa, Iberdrola o ABB, entre otros muchos. Álvarez añade: “producimos elementos que no puede fabricar cualquiera, difíciles. Además, lo hacemos desde el molde y cada pieza es para un cliente específico; no tenemos una misma referencia para 2 clientes ni queremos tener producto propio, sino fabricar a la medida para ofrecer a quien nos compra una ventaja competitiva frente al resto. En la actualidad nos vienen a buscar empresas desde fuera de España porque no encuentran quién les fabrique la pieza de caucho que necesita”.
Para hacernos una idea del modus operandi de Vulcanizados Álvarez, sirva el ejemplo contado por Daniel Álvarez en primera persona. “En el año 2003 se empezaba a oír hablar de inyección de silicona líquida. Compramos la primera máquina de España, cuando no teníamos ningún cliente que nos lo demandara, para probar. Hoy concentra casi el 25% de nuestra facturación y en pocos años, el 50%”.
Un paso por delante
Ésa es la filosofía de esta empresa familiar: ir un paso por delante y prever la demanda del mercado antes de que se produzca. Para ello, Daniel, que como asegura se ocupa en le empresa de todo lo que en ella ocurre “de puertas hacia fuera”, viaja mucho para ver “por dónde va el mercado, dónde nos tenemos que meter, qué frentes hay que atacar y qué piezas hay que fabricar. Eso es lo que nos hace estar a la última e informados”, asegura. Su hermano Marcos, CEO de la compañía es el cerebro, el que se hace cargo de todo de puertas hacia adentro y el que convierte cada proyecto en una realidad.
Una de las claves del éxito de Vulcanizados Álvarez es su decidida apuesta por la innovación. Y para muestra un botón. En 2016 destinó casi medio millón de euros a este área, un 30% más que el año precedente y además, una cifra que supone más de un 14% de su facturación. Son unos convencidos de esta estrategia. De hecho, Daniel asegura que todo “lo que hemos hecho en I+D+i siempre nos ha funcionado y nos ha dado buen resultado”.
Más información en el número de julio de Castilla y León Económica.
