La era digital ha permitido a las empresas beneficiarse de numerosos avances tecnológicos y apoyarse cada vez más en procesos automatizados que abren nuevas posibilidades de crecimiento y eficiencia, pero también suponen la aparición de nuevos riesgos difíciles de controlar y que se manifiestan en una gran variedad de actividad cibernética maliciosa.
“La gestión de los riesgos cibernéticos ha dejado de ser un aspecto exclusivamente técnico para pasar a ser un elemento estratégico del negocio. Además de optimizar la ciberseguridad y el desarrollo de políticas de cumplimiento normativo, las empresas deben tener en cuenta cómo gestionar las pólizas de seguros como protección económica”, detalla María Martín Martínez de Lecea, directora regional Centro-Noroeste de Aon.
Fallos de seguridad
Al respecto, la responsable de esta compañía en Castilla y León, Castilla-La Mancha, Asturias y Galicia apunta que aunque los productos existentes cuentan con un nivel mínimo de cobertura, “los vacíos son comunes, ya que no fueron específicamente creados para responder a los ciberriesgos e, incluso, han sido desarrollados para excluirlos de forma expresa”, detalla.
A su juicio, otras coberturas tradicionales tampoco protegen totalmente, por lo que recomienda los seguros específicos de ciberriesgos, que mitigan gran parte de las consecuencias derivadas de un incidente en una empresa e incluyen coberturas como la pérdida económica por lucro cesante y extracostes derivados de un fallo de seguridad o de sistema; gastos en la contratación de servicios para gestionar un incidente; y responsabilidades civiles por fallo de privacidad, de seguridad o infracción en contenidos multimedia y procedimientos regulatorios en materia de privacidad, entre otros.
Más información en el número de abril de la revista Castilla y León Económica