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José Rebollo y su equipo directivo sitúan a Michelin España Portugal como la segunda plataforma industrial del grupo a nivel mundial

La filial española concentra el 15% de la producción total de la multinacional
José Rebollo, presidente de Michelin España Portugal.
José Rebollo, presidente de Michelin España Portugal.

Se podría contar con los dedos de la mano las grandes multinacionales industriales en las que su filosofía marque el espíritu de su equipo humano. Michelin es una de ellas, algo que no sorprende a quien haya tenido el privilegio de conocer a François Michelin, el último gran patriarca de la compañía fallecido en 2015. Durante su última visita a España en octubre del año anterior, ofreció un discurso en el Ayuntamiento de Aranda de Duero (Burgos), que le había nombrado Hijo Adoptivo por elegir en 1970 esa localidad para la implantación de una factoría, en el que habló de valores, de personas, de ética, de humanismo, unos conceptos alejados del mundo empresarial y financiero de hoy en día.

Las anécdotas durante la jornada fueron múltiples, como cuando el que fuera máximo responsable de la marca del Bibendum desde 1955 hasta 1990 saludó a un trabajador que se jubilaba ese día y al enterarse le dio 2 besos en las mejillas con toda naturalidad, lo que provocó lágrimas en el operario; o cuando otro empleado le dijo: “está usted en su casa”, a lo que Michelin contestó: “no, en la nuestra”.

Ese modelo empresarial que va más allá de los números del balance impregna la filial española, que gracias a la productividad y eficiencia de sus fábricas, conseguida por el acierto en la gestión y la implicación de los trabajadores, se ha convertido en la principal plataforma industrial del grupo en el mundo, sólo por detrás de EE UU, al acaparar el 15% de la producción, por delante de Francia, matriz del gigante del neumático.

Ese hito se ha logrado “porque en España se ha creado un microcosmos y una complicidad entre toda la plantilla que no se da en otros países”, afirma con sincera humildad José Rebollo, presidente de Michelin España Portugal desde 2004. Pese a ese éxito y haber situado la filial española como una referencia dentro de la compañía, Rebollo y su más estrecho equipo de colaboradores son personas discretas y modestas, de perfil bajo en su proyección social. Dentro de la multinacional aprecian esas cualidades, y sobre todo su gestión, por lo que en ocasiones los directivos hispanos son trasladados temporalmente para optimizar otras factorías distribuidas por los cuatro continentes. Estamos hablando de una multinacional que tiene 68 fábricas en 17 países.

Cultura Michelin

En nuestro país, posee implantación industrial en Valladolid y Aranda de Duero, dentro de Castilla y León; Vitoria y Lasarte (Guipúzcoa); además del centro de ensayos en el bello paraje del Cabo de Gata (Almería). Con una facturación de 2.400 millones de euros y una plantilla de 7.600 trabajadores, en Michelin “no existe el concepto de la alta dirección, en general se accede a los puestos de responsabilidad mediante promoción interna. Hoy una persona que está dependiendo de ti puede que mañana sea tu jefe”, explica José sobre la peculiar cultura Michelin.

De orígenes modestos, José (Madrid, 1955) afirma con orgullo contenido que vivió en un barrio que ahora está de moda por el prestigioso cocinero David Muñoz, del Restaurante Diverxo (3 estrellas Michelin) y la presentadora televisiva Cristina Pedroche: Vallecas. En esa barriada obrera transcurrió la infancia y la adolescencia del presidente de Michelin España Portugal, quien gracias a una beca estudió Bachillerato y, posteriormente, Ingeniería Industrial en la Universidad Politécnica de Madrid. Desde el primer curso de la carrera, compaginó los estudios con diferentes trabajos a media jornada. En mayo de 1980 entra a trabajar en la marca del Bibendum, y hasta hoy en día: 36 años de carrera profesional.

Conocer la empresa desde abajo

Al mes de incorporarse a la empresa le envían al cuartel general de la multinacional en Clermont-Ferrand (Francia). Previamente, durante 15 días tuvo que trabajar como operario en la fábrica de Valladolid para conocer desde abajo la estructura de la corporación y estar en contacto con los neumáticos. En la localidad francesa recibe una formación muy completa para cuadros dirigentes durante casi 2 años y en 1982, con 27 años, le destinan a Vitoria como responsable del Taller de Mezclas de Caucho, con un equipo de casi 300 personas. Son los años de plomo en el País Vasco por los atentados de ETA, que en 1979 secuestró al director de esa fábrica y un año después asesinó de un tiro en la nuca al jefe de las oficinas técnicas de la factoría. “Fueron momentos especialmente duros para toda la plantilla”, recuerda apenado Rebollo.

En 1984 pasa a dirigir el Taller de Neumáticos de Turismo y Camión, con cerca de 1.000 empleados, y 8 años después gestiona la fabricación de ruedas metálicas en Aranda de Duero, donde estuvo 4 años. En 1996 vuelve a la sede central de Clermont-Ferrand para llevar las riendas de un equipo encargado de mejorar la productividad y eficiencia de las 13 fábricas de neumáticos de turismo ubicadas en España, Francia, Italia, Reino Unido y Alemania. “Fue un período de trabajo muy intenso pues me tocaba viajar a todos esos países, y no eran precisamente visitas de cortesía. Éramos como los hombres de negro”, afirma en alusión a los tecnócratas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea encargados de revisar y controlar las cuentas de los bancos y los Estados miembro.

En el año 2000 regresa a España como jefe de Personal y 4 años más tarde es nombrado presidente de la filial española y portuguesa, además de llevar directamente la dirección de la fábrica de Valladolid durante el período 2006-09.

Entornos amables

Reconoce que su modelo de Dirección se basa en ser muy accesible y crear entornos amables, de confianza, para ir más allá de las relaciones profesionales con el fin de conseguir la complicidad de sus colaboradores en el cumplimiento de los objetivos. Ese estilo va con su carácter pues de pequeño “destacaba por tener capacidad de organización, pero no era mandón”.

También es muy metódico. De hecho, para reflejarlo un estrecho colaborador comenta que es famoso entre los directivos de Michelin por ir a las reuniones con un fichero de Excel. “Como no tengo muy buena memoria, cuando termino una reunión apunto un resumen y los temas pendientes a resolver, así que cuando volvemos a tener otro encuentro recupero mis anotaciones de la hoja Excel. Por eso tengo fama de que se me escapan pocas cosas”, se justifica Pepe, que es como le conoce todo el mundo en la empresa.

Castilla y León Económica

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