Con categoría de 5 estrellas, el King David es la mejor opción que ofrece Jerusalén para respirar el ambiente de este legendario hotel protagonista de numerosas cumbres políticas y acuerdos que han marcado el devenir del siglo XX. Originario de 1931, el vetusto establecimiento ha sido testigo del paso por sus longevas estancias de multitud de personajes ilustres y famosos como Nixon, Mandela, Liz Taylor, Gregory Peck o Madonna, entre otros muchos, que han estampado sus firmas en el suelo del hall.
Aunque ha conservado su decoración antigua tanto en las áreas comunes como en sus habitaciones, lo que le otorga un sabor genuino, ha dotado a sus estancias del confort necesario que requiere la actualidad, no en vano se trata de uno de los hoteles más lujosos de Israel. Cuenta con gimnasio, peluquería y una amplia piscina exterior desde donde se puede observar una magnífica panorámica de las murallas renacentistas de Jerusalén y de la ciudad vieja, que también se tiene desde muchas habitaciones, amplias, con muebles de calidad y algunas de ellas con terraza.
El hotel también posee un bar de cócteles y un restaurante especializado en carnes, que permaneció cerrado durante 2 días al coincidir de forma consecutiva el día de la independencia de Israel y el sabbat, lo que impidió conocerlo. El servicio también se resiente durante estas efemérides porque en el bufé del desayuno no sirven ni zumos naturales ni leche caliente, dado que la religión judía no es partidaria del trabajo durante esa festividad.
Influencia de las 3 religiones
La omnipresencia de la influencia de las 3 religiones monoteístas, cuyos orígenes confluyen en Jerusalén, hace de esta ciudad de 3.000 años de antigüedad un lugar único en el mundo y en algunos momentos claustrofóbico por la radicalización de ciertos comportamientos y la militarización de la sociedad. El poso histórico que impregna cada intrincada y laberíntica calle de Jerusalén y la variedad de razas, culturas y países que caracterizan a los miles de turistas que peregrinan a la Ciudad Santa se ven empañados por los numerosos controles policiales, garitas y puestos de vigilancia regidos generalmente por jóvenes israelitas que no superan los 25 años de edad, empuñando enormes armas en sus manos.
Aún así, no deje de visitar el Santo Sepulcro, el Muro de las Lamentaciones y la Explanada de las Mezquitas. Para despejarse de este ambiente, muy recomendable visitar la dinámica Tel Aviv bañada por el Mediterráneo para comer en alguno de sus restaurantes de la costa y disfrutar de sus bares con ambiente juvenil y moderno