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La ‘joya’ escondida de la Ribera del Duero

Finca Villacreces exporta el 60% de sus tintos
Lalo Antón, gerente de Finca Villacreces.
Lalo Antón, gerente de Finca Villacreces.

Los primeros datos que existen de la bodega Finca Villacreces datan del siglo XIII y se refieren a Pedro de Villacreces, quien dio nombre a estos pagos y la habitó con otros discípulos, entre ellos San Pedro Regalado. Perteneció a los franciscanos hasta la desamortización de Mendizábal, momento en el que pasó al marquesado de Alonso-Pesquera y más recientemente a la familia Cuadrado.

En 2004, el Grupo Artevino, de origen alavés, compró la finca, “de la que nos quedamos prendados nada más verla. Tiene un viñedo único e irrepetible, con una combinación de suelos y un entorno natural, rodeada de un pinar centenario sobre un meandro del Duero, que son parte del éxito de sus vinos”, explica Lalo Antón, su gerente, quien añade que la Ribera del Duero es una de las denominaciones de origen “más emblemáticas de España y una región vitivinícola muy especial. Teníamos muy claro que queríamos instalarnos aquí. Sólo faltaba encontrar un viñedo singular, con potencial, y lo conseguimos al conocer Villacreces”.

Microparcelas

La bodega elabora entre 220.000 y 240.000 botellas, en función de cada añada, procedentes de los viñedos repartidos en sus 64 hectáreas, distribuidas en microparcelas dentro de un pago que rodea la bodega. “Cada una de ellas es especial, sobre todo por el suelo donde se asientan”, indica Antón. En Villacreces trabajan con bajos rendimientos para aumentar la calidad y excelencia de la materia prima.

Las referencias que elabora son dos: Pruno, un tinto con doce meses de barrica y procedente de viñedos de menos de 20 años, que ha saltado a la fama por haber sido catalogado como el mejor vino español por debajo de los 20 dólares, según el crítico Robert Parker, que ha calificado a la bodega como “la joya escondida de Ribera del Duero”, lo que ha provocado que la añada de 2010 se haya vendido en apenas 15 días, sin salir a la venta; y Nebro, una producción exclusiva de la que apenas ven la luz 2.000 botellas.

En la actualidad, la bodega, que factura en torno a dos millones de euros al año, exporta el 60% de la producción, principalmente a EE UU, Alemania, Suiza, México e Inglaterra. Otra de las firmes apuestas de la bodega de la Ribera del Duero es el enoturismo “especializado, dirigido a los amantes del vino que, además, busquen propuestas diferentes, con guiños a la alta gastronomía, así como a la naturaleza. Organizamos visitas en castellano e inglés”, apunta el gerente.

Paso firme

Antón asegura que el sector vitivinícola en Castilla y León avanza “con paso firme. Es más, estamos muy por encima de lo que pensamos si lo comparamos con otras denominaciones de origen o países. Hay que seguir invirtiendo en darnos a conocer, transmitir lo que somos y lo que hacemos, que es el gran valor de esta tierra”.

Finca Villacreces pertenece al Grupo Artevino, que también cuenta con Bodegas Vetus, en Toro; y Bodegas Izadi y Orben, en Rioja. Asimismo, elabora un blanco en Rueda. La producción total no llega al millón y medio de botellas.

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