La comunicación nos hace felices

“No se puede ser feliz en el siglo XXI si no se tienen nociones de comunicación”, aseguró ayer Rafael Ansón, socio fundador de Dircom y presidente de Fundes, en el acto de homenaje a los socios fundadores de la Asociación de Directivos de Comunicación (Dircom) con motivo de la celebración de su 20 aniversario. Tras dos décadas de andadura, Dircom ha conseguido diversos hitos, pero Ansón insistió en la necesidad de instaurar la comunicación como una carrera universitaria y fue más allá al reivindicarla como una materia obligatoria en todos los estudios superiores.

Pese a que la comunicación de momento no es considerada ni siquiera como maría, Ángel Cano, consejero delegado del BBVA, ponente protagonista del evento que tuvo lugar en el Campus BBVA en La Moraleja (Madrid), ensalzó la labor del dircom y se dirigió a Goyo Panadero, director de Comunicación de la citada entidad financiera, como su abogado de comunicación, lo que demuestra la confianza depositada en su persona para difundir la estrategia del banco. Cano reconoció que no se toma ninguna decisión sobre el lanzamiento de un proyecto o la consecución de un objetivo sin contar con la participación del dircom.

Por su parte, José Manuel Velasco, presidente de Dircom y director de Comunicación de Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), recordó una anécdota de uno de sus diferentes jefes a lo largo de su trayectoria profesional sobre un discurso que el ejecutivo no quiso preparar al creerse un gran orador. Al finalizar su intervención, el directivo le preguntó a Velasco qué le habían parecido sus palabras y éste le espetó con valentía: “has estado disperso y anecdótico”. Epítetos que dejaron huella en la vanidad del ejecutivo que luego siguió utilizando en la introducción de sus discursos: “Pese a que José Manuel dice que soy disperso y anecdótico…” y seguía erre que erre con sus distintas peroratas. En su intervención, Velasco también abundó en que no hay que acordarse de la comunicación sólo en momentos de crisis, sino que debe integrarse en la estrategia de las compañías y formar parte del ADN de las organizaciones.

Apuesta segura

Ya he escrito en este espacio que soy una convencida de la comunicación y tanto si nos aporta felicidad, como si nos sirve para unificar mensajes que lleguen con claridad a nuestros públicos, como si nos dota de mayores fortalezas frente a la crisis, creo que influye directamente en la reputación de la empresa y en su cuenta de resultados y consecuentemente en su supervivencia en un entorno complejo y cambiante.

Por eso, cuando las empresas comiencen a darse cuenta de esta necesidad demandarán profesionales que aporten valor a sus organizaciones. Y a los dircom les tocará abordar el reto de conocer a fondo el negocio de la compañía de la que van a formar parte para poder desempeñar su labor con ambición.

Los dircom, como Goyo o Velasco, son una excepción porque la mayoría no tiene la responsabilidad de pertenecer a los órganos de decisión de sus compañías, pero es una aspiración legítima que cuando se generalice otorgará la medida real de esta profesión.

En el lado opuesto están las organizaciones que aún no se les ha pasado por la cabeza implementar un puesto como el dircom y éstas son las más. En Castilla y León, todavía nos queda un largo camino por recorrer en este ámbito, pero cuando converso con empresarios comienzan a entender la importancia de hablar bien en público; de trasladar a sus plantillas mensajes adecuados y unívocos para comunicar situaciones de cambio o difíciles de manera óptima y conseguir desterrar en la medida de lo posible las incertidumbres; de expresarse correctamente ante la Prensa; de trasladar adecuadamente el lanzamiento de un nuevo proyecto o producto; de transmitir confianza a las entidades financieras; de relacionarse con éxito con sus grupos de interés para facilitar el día a día de su compañía… y quizás ser un poco más felices, lo que sin duda reforzaría el impulso titánico que muchos emprendedores llevan a cabo día tras día para abrir la puerta de sus negocios inmunes al desaliento.